Kidus Giorgis: identidad etíope en el futbol

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ታዲያስ። (Tadyass!) Ahora bien, si eres hombre te preguntaremos እንደምን አለህ፧ (Endemen alleh?), mientras que si eres mujer nos escucharás decir እንደምን አለሽ፧ (Endemen allesh?) Este idioma que estás viendo se llama amhárico, escrito con un sistema abúgida llamado ge’ez. Antes que nada, permíteme desearte un feliz y próspero año 2022. Espero que estés muy bien. La semana pasada terminamos nuestro recuento de participaciones de países árabes en el mundial, tan extensa que debió ser dividida en dos. Bueno, como sabes el próximo domingo comienza la Copa Africana de Naciones en Camerún. Del 9 de enero al 6 de febrero 24 selecciones lucharán por ver quién manda en el continente. Y para ponernos a tono, durante cinco semanas tendremos historias de futbol africano. Hoy comenzamos con una historia de uno de los países clasificados, Etiopía.

Recomendación musical 1

Pocos reflectores tiene la campaña imperialista que Italia emprendió. No fue un territorio tan extenso como Inglaterra, Francia, o incluso Bélgica, pero ahí estuvo la impronta. Había canciones para motivar a coronar esa hazaña en cada país que se abocaba a una empresa de tal magnitud. Aquí va el ejemplo italiano. Creo que no hay canción más explícita en cuanto a sus pretensiones. Se habla de una esclava del noreste de África que sería rescatada para darle una nueva vida en Roma. La canción se llama Faccetta nera (Carita negra) y fue compuesta por Renato Miccheli y Mario Ruccione. Causó tal vergüenza ajena que apenas se interpretó desde 1936; las leyes fascistas del régimen Mussolini no toleraban algo así.

Ahora nos acompaña Futbol Salvaje. Más que una persona, Futbol Salvaje es un proyecto lanzado a través de Twitter hace algo más de dos años por un periodista e historiador español, con el único objetivo de profundizar y compartir la realidad del fútbol internacional menos mediático. A lo largo de este periodo, sus intereses se han enfocado principalmente en el futbol africano, con especial énfasis en los países del África oriental. Creo que es el invitado perfecto para este tema. Lo puedes seguir en Twitter como @SalvajeFutbol. ¡Bienvenido!

La del Kidus Giorgis es, en gran medida, una historia de superación e inconformismo, en el que un simple club de futbol sirvió para enarbolar la bandera y la dignidad de un pueblo que se negaba a verse sometido y que hizo de cada balón dividido, cada pase o cada remate una lucha por su supervivencia. Es un lujo poder compartir con ustedes una historia tan interesante que espero puedan disfrutar.

Vamos al tema de esta semana.

Etiopía: una copa para calmar las aguas

Etiopía regresa a una Copa Africana después de más de ocho años de ausencia. Su llegada fue todo un milagro. Se hizo fuerte en Addis Abeba, pegándole a Costa de Marfil y de manera contundente a Madagascar, la sorpresa de la edición pasada (4-0). De todas maneras, llegaba a la última jornada en desventaja. Visitaban a los marfileños, y si perdían, que era lo más probable, tenían que esperar a que Madagascar no ganara en casa frente a Níger, ya eliminada (en el partido de “ida” los malgaches habían goleado 6-2). Pues Costa de Marfil cumplió con el pronóstico, pero mientras tanto en Antananarivo, Níger mostraba una competitividad en el último partido y complicó cada lance de Madagascar. El partido acabó con un cero a cero que le dio el boleto a Etiopía de manera sorpresiva.

La selección etíope ha sido la primera en llegar a Camerún físicamente. Encuadrada en el grupo A, sus rivales son Cabo Verde, el anfitrión y Burkina Faso. Gran parte del renacer tibio de los Waliyas se debe al trabajo de Wubetu Abate (ውበቱ አባተ), que ha implantado un sistema 4-3-3. Sus aspiraciones recaen en hombres puntuales, como Shimelis Bekele (ሽመልስ በቀለ), uno de los dos legionarios (milita en el Misr Lel Makassa egipcio (مصر للمقاصة)). También en su arsenal cuentan con una promesa sub-21, Abubeker Nassir (አቡበከር ናስር), campeón de goleo de la liga etiope con el Ethiopian Coffee (የኢትዮጵያ ቡና | Ye’ītiyop’iya buna).

 

Abubeker Nassir

Para Etiopía meterse a octavos de final será todo un logro. De entrada, estar en esta competencia traerá cierto solaz a los etíopes, que tienen ganas de distraerse por un rato de un 2021 bastante oscuro y tenso. No solamente tienen con Sudán y Egipto una crisis del Nilo sin resolver a causa de una presa hidroeléctrica; necesitan energía eléctrica, pero a cambio dejan sin agua a sus vecinos. Por si fuera poco, aquí lleva más de un año una guerra que pasó desapercibida por buena parte del mundo. Las fuerzas de Tigray, una etnia al norte de Etiopía y Eritrea, han incluso puesto en jaque al ejército etíope y la posibilidad de que la capital Addis Abeba caiga no es nada descabellada. Entre hambrunas, crueles plagas de langostas, desplazamientos a Sudán, asesinatos, abusos y violaciones por ambos lados, la parte más extensa del Cuerno de África podría terminar de desestabilizarse… y eso que apenas en 2019 el Primer Ministro Abiy Ahmed (አብይ አሕመድ) recibió el Premio Nobel de la Paz. 

Como sea, la Copa Africana de Naciones es una oportunidad de oro para que los etíopes puedan unirse por lo menos 270 minutos y ver si pueden sorprender a equipos de mucho mayor nivel. El equipo está encabezado por su capitán Getaneh Kebede (ጌታነህ ከበደ), máximo goleador de la selección. Él está ahora con un equipo llamado Kidus Giorgis, que se podría traducir como San Jorge. La historia de este club es lo que nos trae a este relato. Ha llegado el momento de adentrarnos en la identidad etíope.

Etiopía: país singular en África

Quizá no haya otro país más fascinante que Etiopía, por muchísimas razones. Su territorio de apenas 1,1 millones de kilómetros cuadrados es hogar de casi 118 millones de habitantes. Sería muy simplista decir que hay una identidad etíope, cuando el país acoge a más de 80 etnias, siendo las más grandes los oromo y los amhara. Todos ellos están unidos bajo una palabra: habesha. Hay personas que creen que aquí nació la civilización humana tal como la conocemos; aquí se encontraron los restos de Lucy, Australopithecus que fue una pieza en el rompecabezas para conocer el origen del ser humano (otros dicen que fue Tanzania).

Cuando oímos un país africano, típicamente hay de dos sopas: o es un país tropical con climas calurosos y húmedos, o es un país desértico con climas calurosos y secos. Etiopía está en su mayoría sobre un altiplano, donde se localizan las ciudades más importantes, y por eso su clima es relativamente más templado. Esto da pie a tener una fauna también única, con 31 especies de mamíferos y 20 especies de aves endémicas. También es uno de los ocho centros de origen de plantas cultivadas del mundo. Etiopía está considerada como el origen del café, su mayor producto de cultivo y su mayor divisa exportadora.

Hablando precisamente de cultivos, su gastronomía no tiene parangón, comenzando por el injera (እንጀራ), una especie de crepa comida sin utensilios y preparada a partir de la harina del teff (ጠፍ). Este es uno de los supercultivos que están recibiendo de pronto mucha atención global debido a su alto contenido de fibra. Así es como el teff podría sustituir a la quinoa peruana y al amaranto mexicano. No son los únicos alimentos: tenemos el wat (ወጥ), una especie de estofado picante, parecido al curry, preparado con pollo, carne de res, de cordero, vegetales, especias como el berbere (በርበሬ), y niter kibbeh (ንጥር ቅቤ), parecida a la mantequilla.

Addis Abeba es considerada no solamente como la capital de Etiopía, sino que es la capital de África, por ser un estratégico centro diplomático para el continente. Aquí están las oficinas centrales de organismos internacionales como la Unión Africana y la Comisión Económica de la ONU para África.

El factor humano también es otro elemento para la singularidad de Etiopía. Hay maneras ritualizadas de servir el café, de doblar un vestido y hasta de saludar a la gente. Si llegas a encontrarte a un etíope, te encontrarás a una persona tolerante, afable, generosa, cooperativa, considerada y solidaria. «¿Qué pensará mi vecino sobre mi actitud?» «¿Cómo me juzgará la sociedad?» son las preguntas que circulan por el inconsciente colectivo, y esto se traduce en una palabra que lo junta todo, yiluñta (ይሉኝታ). La yiluñta llega a extremos, como desvivirse por un huésped que ha llegado en horas bastante inconvenientes a su casa.

Cristianismo ortodoxo, religión de Etiopía

Para entender a Etiopía, es vital entender también la religión. La tolerancia del etíope es gracias a que aquí conviven el cristianismo, el islam, el judaísmo y las creencias tradicionales. En efecto, los etíopes son religiosos con fervor, y eso implica seguir todas las tradiciones al pie de la letra. No hay problema con escoger la religión que quieras, ¡pero pobre de ti si te vuelves agnóstico o ateo! Por eso la gastronomía etíope no usa carne de cerdo ni mariscos. Por eso puedes ver mezquitas, sinagogas e iglesias de todas las confesiones religiosas. Por eso en Etiopía funcionan hasta siete calendarios al mismo tiempo.

 

Mapa de las religiones de Etiopía

De todas estas religiones, hay que centrarnos en el cristianismo. Normalmente, los europeos traían a África sus misioneros para evangelizar y llevar la fe en un campo de herejes salvajes. En Etiopía no hubo necesidad de eso. Fue el primer país en abrazar el cristianismo y volverlo una religión de estado, lo que ocurrió en el siglo IV. La Iglesia incluso tiene su nombre especial: Tewahedo (ተዋሕዶ).

En las Sagradas Escrituras del cristianismo ortodoxo está retratada una de las lenguas más antiguas del continente africano, el Ge’ez. Aunque ya está extinta funcionalmente, la liturgia sigue siendo en este idioma, y su sistema de escritura permeó actualmente.

¿Qué podemos decir de sus templos? Son auténticas joyas arquitectónicas. Por ahí del siglo VIII, en el pequeño pueblo de Lalibela (ላሊበላ), se pensó edificar varias iglesias… pero no cualquier edificación. Era cavar en una roca hacia abajo, como símbolo. La estructura juega un papel fundamental en la vista, pero desde arriba, y no desde abajo.

En total hay once de ellas, la más conservada y famosa es la Iglesia de San Jorge, que ves desde una toma aérea como una cruz. Cuenta la leyenda que en el siglo XIII el rey Gebre Mesqel Lalibela (ገብረ መስቀል) tuvo un sueño donde se le apareció San Jorge y le pidió que edificara la iglesia. San Jorge es el santo patrono de Etiopía. Grábate este nombre porque cobrará relevancia. Esta Iglesia la Octava Maravilla del Mundo según sus orgullosos etíopes. Y claro, el icono de San Jorge en un caballo derrotando con una lanza al dragón está en varias casas etíopes.

Invasión italiana de Etiopía

Si hay algo de lo que presumen los etíopes es que jamás han sido conquistados ni colonizados. En Etiopía cayó hace apenas 40 años uno de los imperios que se negaba a morir, el cual se llamaba Abisinia. De acuerdo con la tradición, esta dinastía se trazaba hasta la unión del rey Salomón y la Reina de Saba. El rey de Etiopía recibía el nombre de Rasta Fari, y su dignidad para soportar todos los embates occidentales le valió admiración de todo el mundo, en especial en el Caribe. En Jamaica surgió la cultura hacia lo rasta fari, como por ejemplo Bob Marley (conté su historia aquí).

En 1884 se produjo la Conferencia de Berlín, donde ocho potencias europeas se propusieron repartirse ese pastel apetitoso y jugoso llamado África, pero había dos excepciones: Liberia y Abisinia. A Italia le tocó el noreste de África, es decir, el cuerno de África. Por ahí también cayó Libia, cayó Eritrea y cayó Somalia. Y Abisinia entró en la mira de los italianos para que estas dos últimas estuvieran unidas. Te decía que el etíope puede ser todo lo buena onda que quieras, pero cuidado con abusar, porque también reaccionará de manera explosiva. 

Al principio los italianos tuvieron éxito, pero las fuerzas del rey Menelik II los esperaron en Adwa (ዐድዋ). Otra característica del pueblo etíope es rezar ante toda situación. Los etíopes se encomendaron a Kidus Giorgis (ቅዱስ ጊዮርጊስ), el nombre ge’ez de San Jorge, para que los asistiera en esta batalla. De pronto todos los etíopes sacaron fuerzas de flaqueza y le propinaron una derrota humillante al ejército italiano. ¡Qué nobles eran los etíopes que trataron con total humanidad a los italianos prisioneros de guerra! No así ocurrió con los traidores: les amputaron los brazos derechos y los pies izquierdos. 

Esa derrota caló tan hondo en Italia que fue la obsesión de Mussolini para reclamar la Abisinia para el imperio italiano. Con una fuerza de 100 mil soldados, armamento superior y el uso prohibido de gas mostaza desde el aire, ahora sí no hubo manera de resistir. En 1935 el emperador Haile Selassie I debía marchar al exilio y las tropas italianas entraban en Addis Abeba. Etiopía quedaba bajo dominio italiano.

Kidus Giorgis: primer club de Etiopía

Cuando el ejército trasalpino inició su embestida, hacía ya más de una década que el balón de fútbol había comenzado a rodar por el territorio etíope. Nombres como Ararat, Juventus u Olympiakos forman parte esencial de los inicios de este deporte en el país del cuerno de África y dan buena idea de sus orígenes étnicos, ligados, respectivamente, a las comunidades armenias, italianas o griegas -entre otras- que se habían asentado desde hacía años en Addis Abeba. Los registros de la épica sitúan en 1924 el primer partido de fútbol en la capital de Etiopía.

Si en un primer momento aquella práctica importada por los extranjeros tuvo una aceptación fría entre la población autóctona, poco a poco la fiebre del fútbol se fue inoculando entre los etíopes más jóvenes y ya hacia finales de 1935 unos pocos estudiantes del país, liderados por Ayele Atnash (አየለ አትናሽ) y George Dukas (ጊዮርጊስ ዱካስ) consiguieron reunir a un grupo de compatriotas para formar el primer club etíope de la historia. Su nombre sería el Arada Kidus Giorgis Football Club (አራዳ ቅዱስ ጊዮርጊስ የእግር ኳስ ክለብ) y su objetivo, convertirse en representante del pueblo etíope en la lucha contra los equipos extranjeros ya asentados.

Etiopía carecía por entonces de un sentimiento nacional fuertemente arraigado, pero el nacimiento del Kidus Giorgis se produjo justo pocos meses después del inicio de la ofensiva italiana, un momento en el que la lucha contra los propósitos colonizadores desde el exterior despertó un floreciente sentimiento de hermandad entre los habitantes del país y, especialmente, entre aquellos más próximos a la cultura cristiano-ortodoxa imperante.

En esas circunstancias, el nuevo equipo no tardaría en granjearse las simpatías de parte de la población local de Addis Abeba. Su propio nombre le ligaba a San Jorge, que ya les había guiado en Adwa a la victoria contra los italianos. Y pronto, la adopción de los colores verde, amarillo y rojos -los colores de la bandera nacional-  contribuiría a dotar al Kidus Giorgis de un carácter simbólico que le ayudaría a sumar apoyos. Los buenos resultados cosechados en aquellos primeros encuentros hicieron el resto. «El entusiasmo por el juego aumentó desde que la competición pasó a ser nacionales contra extranjeros», observa el estudioso de la historia del club Tola Sintayehu (ቶላ ስንታየሁ).

Penurias del Kidus Giorgis

Los inicios del club no resultarían, en cualquier caso, un camino sencillo. Con dificultades para reunir jugadores suficientes; escasos de capacidad económica (se dice que los jugadores iban de puerta en puerta cantando canciones para obtener algún donativo que empleaban para sufragar los gastos del equipo); sin unas instalaciones fijas donde entrenarse, lo que les forzó a una marcha errática por distintas zonas de la capital; y la desconfianza con la que eran observados por sus rivales extranjeros suponían una serie de obstáculos que no hicieron sino agigantarse cuando las autoridades fascistas tomaron el control del país.

Fue entonces cuando los jugadores del Kidus Giorgis, ya entonces liderados por Yidnekatchew Tessema (ይድነቃቸው ተሠማ) -considerado el padre del fútbol etíope y uno de los fundadores de la Confederación Africana de Fútbol-, decidieron adoptar como uniforme los colores de la bandera nacional. Este gesto sería visto como un desafío por parte de las autoridades italianas, que acabarían confiscando las nuevas camisetas y, según algunas fuentes, quemándolas. Este detalle dotaría al Kidus Giorgis de un aura aún más fuerte de defensor de la causa nacional, lo que le otorgaría mayores simpatías entre la población local. 

Los intentos del régimen fascista por contener el papel del Kidus Giorgis como estilete de un pujante espíritu nacional etíope no terminarían ahí. En primer lugar, la política racial italiana supuso la prohibición de los partidos entre los equipos etíopes y los europeos. Además, se obligaría a los combinados locales a sustituir sus nombres por denominaciones de raíces italianas: así, el Kidus Giorgis pasaría a convertirse en la Littorio Wube Squadra. Y, por último, con ánimo de socavar la leyenda victoriosa que rodeaba al decano del fútbol etíope, las autoridades italianas fomentarían la creación de otro equipo llamado 6 Kilo, al que otorgarían importantes ventajas materiales. Ambos protagonizaron duros enfrentamientos, con victorias para unos y otros, en encuentros que con frecuencia terminaban en severas intervenciones de la policía italiana.

Cuando en 1941, con la ayuda británica, Etiopía fue liberada del dominio italiano, a los miembros del Kidus Giorgis les correspondería un lugar protagonista en los festejos que recorrieron las calles de Addis Abeba. 

Kidus Giorgis hasta la Derg

La irrupción de tropas británicas por el territorio etíope supuso un impulso al conocimiento del fútbol por todo el país, ya que era practicado por los militares del imperio. En este contexto, el Kidus Giorgis encontraría una ocasión ideal para erigirse como el gran equipo nacional, ya no solo dentro de la capital, sino a lo ancho y largo del territorio etíope.

El equipo nacido en el barrio de Arada había sido el único club local en sobrevivir al periodo de ocupación italiana y ahora tenía de nuevo la oportunidad de defender el orgullo nacional frente a los equipos promovidos por las comunidades extranjeras en el país. De hecho, los responsables del Kidus Giorgis no tardaron en reclamar un duelo contra el Fortitude, el equipo promocionado por la comunidad italiana que se había mantenido en Etiopía tras el fin del dominio fascista. La victoria por 4-1 de los etíopes fue interpretada como un desagravio contra el “atropello racial del poder colonial” y se considera un hito clave en la historia del Kidus Giorgis, que adoptaría desde entonces el símbolo V en su camiseta, como señal de la victoria deportiva, que entronca con la victoria militar y la liberación del país el año anterior. 

Es por esas fechas cuando se lanza el primer campeonato nacional de futbol, aunque por su composición parecía más un torneo internacional, en el que solo el Kidus Giorgis defendía el honor del pueblo etíope, frente al equipo de la misión militar británica en Etiopía (BMME), el Fortitudo, el Ararat y el Olympiakos. Pero la historia victoriosa del club etíope enfrentaría una dura prueba durante los años siguientes.

El primer campeonato, celebrado en 1944, sería ganado por el BMME. Y habría que esperar a la cuarta edición, en 1950 (entre 1945 y 1947 no se disputó), para que el club etíope alzara su primer trofeo y no sumaría ningún otro hasta 16 años después. Tampoco tendría mucha mejor fortuna en el torneo de copa, donde sería incapaz de sumar un título durante las siete primeras ediciones. 

Para agudizar la sensación de afrenta, varios equipos de la vecina Eritrea, que mantenía una tensa relación con Etiopía -con la que se federaría en 1952 y que la acabaría anexionando una década después-, lograrían alzarse con el campeonato liguero y con la copa en distintas ocasiones. En ese entorno, irían naciendo distintos equipos locales, como el Sherawiti (ሠራዊት), el Tebaki (ጠባቂ) o el Polis (ፖሊስ), ligados al ejército o a las fuerzas de seguridad, y que disputarían al Kidus Giorgis la condición de referente del futbol nacional. 

Con todo, los jinetes (ፈረሰኞቹ) (apodo con el que también se conoce al club) siguió siendo un pilar esencial en la organización del futbol etíope, siendo modelo para la creación de nuevos equipos locales, de la selección nacional (que se alzó con la Copa África de 1962) y de la Federación. Todo ello bajo la dirección fundamental de Yidnekatchew. Pero habría que esperar hacia finales de la década de 1960 y principios de los 70 para que esa importancia quedara refrendada de forma indiscutible en los resultados sobre el terreno de juego. Hablando de esa Copa África, en ese equipo jugó el considerado mejor jugador de la historia de Etiopía; era descendiente de esos italianos invasores y se llamaba Luciano Vasallo “el Di Stefano africano”. Conté su historia ya.

Empezaría, por entonces, un nuevo periodo convulso de la historia del club -siempre ligada a la historia política del país-, cuando la revolución de 1974 derrocó al emperador Haile Selassie para dar paso a un Consejo Administrativo Militar Provisional (Derg, ደርግ) que regiría los destinos de la nación durante 13 años, hasta la conformación de la República Democrática Popular de Etiopía en 1987. Pocas cosas reflejan las turbulencias de aquellos años como los continuos cambios de nombres a los que se vio obligado el Kidus Giorgis -conocido durante la mayor parte de aquel periodo como Addis Abeba Brewery (አዲስ አበባ ቢራ ፋብሪካ)-, hasta recuperar su denominación original en 1991, con la caída del régimen.

Kidus Giorgis ahora

Esta sucesión de avatares no ha impedido al Kidus Giorgis seguir engordando su palmarés, especialmente, desde la segunda mitad de la década de 1980, cuando ya se consolidó como el equipo más exitoso del país. Hoy, luce 29 títulos de liga, 12 de copa y 16 supercopas, un palmarés sin parangón entre sus rivales locales y en el que solo falta (como al fútbol etíope en general) un éxito a nivel internacional. Hasta el momento solamente se han aparecido una vez en fase de grupos de la Champions League africana, y eso en 2017.

La ausencia de victorias en las tres últimas temporadas pasa por ser su peor racha en casi cuatro décadas. Pero el lugar del Kidus Giorgis como máximo representante del fútbol etíope parece suficientemente arraigado para resistir a un periodo de malos resultados. Al fin y al cabo, las dificultades han sido su hábitat desde su mismo nacimiento. Y la V que luce en su escudo y en su camiseta recuerdan que una y otra vez ha logrado salir victorioso. Así lo dijo el emperador Haile Selassie I (ቀዳማዊ ኀይለ ሥላሴ) el día en el que Etiopía quedó libre del yugo italiano:

ዛሬ ጠላታችንን ያሸነፍንበት ቀን ነው። ስለዚህ በልባችን ደስ ይበለን ስንል ሐሤታችን በክርስቶስ መንፈስ እንጂ በሌላ መንገድ አይሁን። በክፉ ፈንታ ክፉን አትመልሱ። […] ለጠላት በሚመች ተግባር የኢትዮጵያን መልካም ስም እንዳታበላሹ ተጠንቀቁ። […] ዘንዶውን የገደለው ቅዱስ ጊዮርጊስ የሠራዊታችንና የአጋሮቻችን ጠባቂ ቅዱስ እንደመሆናችን መጠን ፈሪሃ አምላክ የሌለውንና ጨካኙን ዘንዶ ለመቋቋም እንድንችል ከአጋሮቻችን ጋር በዘለዓለም ወዳጅነትና መተሳሰብ እንተባበር። አዲስ የተነሣው እና የሰውን ልጅ የሚጨቁን።

Hoy es el día en que derrotamos a nuestro enemigo. Por lo tanto, cuando decimos que celebremos con nuestros corazones, que nuestro gozo no sea de otra manera más que en el espíritu de Cristo. No devolváis mal por mal. […] Procurad no arruinar el buen nombre de Etiopía por medio de actos que son merecedores del enemigo. […] Así como San Jorge que mató al dragón y es el Santo Patrón tanto de nuestro ejército como del de nuestros aliados, unámonos con nuestros aliados en una amistad y concordia perennes para poder enfrentar al dragón impío y cruel que recién se ha alzado y está oprimiendo a la humanidad.

Fuentes

BBC Sport. Afcon 2021: Group A preview – Cameroon, Burkina Faso, Ethiopia & Cape Verde. 30 de diciembre de 2021
Mackintosh, Eliza. Etiopía está inmersa en una guerra civil por el conflicto de Tigray: esto es lo que debes saber. CNN en Español. 3 de noviembre de 2021
Zane, Damian. River Nile dam: Why Ethiopia can’t stop it being filled. 8 de julio de 2021
Xinhua. Ethiopia football team qualifies for Africa Cup of Nations after 8-year absence. 31 de marzo de 2021
Kouam, Joel. AFCON 2021: Ethiopia is first to arrive in Cameroon. AfricaNews. 27 de diciembre de 2021
Africa Expert. Ethiopia
Cultural Atlas. Ethiopian Culture
Cook, Ben. Saint George, Patron Saint of Ethiopia. Horniman Museum & Gardens. 19 de abril de 2018
Yoftahe, Kidus. Saint George: The Ethiopian Empire Returns? BabaGol. 5 de febrero de 2021
Wachemo e-Learning. 1.3 Historical Development of Football in Ethiopia
Getahun, Solomon Addis. A History of Sport in Ethiopia. Proceedings of the 16th International Conference of Ethiopian Studies. 2009. pp. 409-418
Gaudin, Benoît. L’Éthiopie sportive pré-marathonienne 1924-1960. Aethiopica. (2009. pp. 89-110

Como puedes ver, la historia del Kidus Giorgis es una oda a la dignidad africana que resistió un colonialismo agresivo, aunque fuese un poco diluida; hablamos de una invasión de apenas seis años. Esto se multiplicó a gran escala y esta actitud cundió en todo el todo el continente. Europa menospreció a África en el futbol dándole muy pocos lugares, y esto explotaría en las eliminatorias de Inglaterra 1966. Esa historia te la traigo la siguiente semana.

Recomendación musical 2

Cuando regresó Haile Selassie I con toda su gloria, fue recibido por la gente de Addis Abeba y en especial por el Kidus Giorgis. Uno de sus aficionados, Yoftahe Nigussie (ዮፍታሄ ንጉሴ), escribió un himno que produjo el capitán Nalbandin. Gustó tanto que se quedó como el himno nacional del Imperio de Etiopía. Lleva por título Ethiopia hoy des Yebelesh (ኢትዮጵያ ሆይ ደስ ይበልሽ). Se puede traducir como Regocíjate, Etiopía.

Recapitulemos

La base de la selección de Etiopía para esta Copa Africana de Naciones es su equipo más ganador, el Kidus Giorgis, que en español se traduce como San Jorge. En un país cuya religión más practicada es el cristianismo ortodoxo, San Jorge es su santo patrón y fue ante quien se encomendaron para obtener esa sensacional victoria sobre los italianos en la batalla de Adwa. Durante el periodo fascista, Italia ocupó el país, periodo que abarcó seis años. Precisamente en 1935 nació este club y de pronto encarnó la identidad etíope ante la invasión extranjera, algo nunca antes visto. Tras la retirada italiana, el Kidus Giorgis venció 4-1 al Fortitudo, equipo de la colonia italiana, y por esa victoria llevan una V en el pecho. Ahora es el club más ganador de la liga etíope.

Nos vemos la siguiente. Y para despedirnos, también depende del género. Si es hombre dirás ደህና ሁን (dehna hun), y si es mujer, ደህና ሁኚ (dehna huñi).

Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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