La aventura de Claude Le Roy en la selección de Omán

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هالا! اشحالك؟ (Hala! Ashhalak?) Este es el saludo en árabe omaní. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada estuvimos hablando sobre el futbol de Yemen y de la época cuando estuvo dividido en el norte y en el sur. Ahora nos toca movernos hacia el noreste, hacia un país que sin hacer tanto ruido se ha erigido como un lugar tranquilo para vivir. Hablamos del país más oriental del mundo árabe. Nos vamos a Omán

Recomendación musical

El principal problema de Omán es que sus artistas tienen injustamente muy poca representación en el mundo árabe de la música. Esto es en palabras de Salah al-Zadjali (صلاح الزدجالي). Nacido en Mattrah, tuvo que abandonar su país para poder perseguir su carreras. Él ha logrado colocar a su país en el mapa a través de la fusión de música khaleeji. Ahora escucharás una canción que ensalza a la tierra donde nació. Se llama Tamsira al-3az (تمصيرة العز).

Vamos al tema de hoy.

Omán, la Suiza del Medio Oriente

Este es el apodo con el que se conoce a este país. No es por su riqueza; vamos, no va tan mal, pero sus vecinos tienen más dinero, pero por mucho. Tampoco es por sus paisajes idílicos cubiertos por nieve; aunque no lo creas, eso le corresponde a Argelia y a Marruecos, donde la cordillera de los Montes Atlas permite que baje la temperatura para esto. Omán es la Suiza del Medio Oriente por varias razones. Una de ellas es porque se lleva bien con todos sus vecinos: es de los pocos países árabes que tiene relaciones diplomáticas con Israel, le soportó los cambios de régimen a Irán, le tendió la mano a Qatar cuando toda la península le dio la espalda, es el amigo ideal de todo el Mundo Árabe, a menudo funge como mediador entre enemigos…

Lo anterior se explica por la religión. Omán no es suní ni chií, practica el ibadismo. Esta vertiente del islam es la más progresista de todas. Predica la unión sobre la división, el diálogo sobre el conflicto, la yihad ante cualquier ataque que se sufra, la tolerancia de culto principalmente hacia judíos y cristianos, un rechazo absoluto hacia cualquier forma de violencia… ellos viven y dejan vivir. Tal vez recen como los suníes y basen su modo de vivir en la suna, pero por lo anterior no florecen las ideas extremistas o bélicas del wahabismo o salafismo. La separación verdadera entre religión y vida diaria anula las pretensiones del chiísmo de estado que tiene por ejemplo la teocracia iraní y su campaña en el Levante. A las pruebas nos remitimos: Omán nunca ha sufrido ningún atentado terrorista, y ningún omaní ha engrosado las filas de grupos como al-Qaeda, Daesh y similares.

Y también vemos el otro pilar con el cual es la Suiza árabe. Cuando arreció con todo la Primavera Árabe, claro que hubo protestas en Omán, pero se resolvieron de manera más o menos tranquila. El sultán Qaboos bin Said Al Said (قابوس بن سعيد أل سعيد) empleó algo llamado “autoritarismo benevolente”. Empezó a crear puestos de trabajo a mansalva para los jóvenes porque entendió que más desempleo, más riesgo a protestar. y a causar problemas (claro, también encarceló brutalmente a los que protestaban). Ese autoritarismo benevolente se da con ambiciosos programas sociales para comprar la lealtad de su pueblo.

En medio de una región caótica, Omán es un remanso de paz y un sitio agradable para vivir y dejar vivir. En futbol todavía le falta un extra para poder acceder a la parte alta del continente asiático, pero poco a poco se está convirtiendo en un cuadro competitivo. Donde antes no ganaba, se tuvo que aparecer un técnico francés con probada experiencia en África y les demostró que se podía. Su nombre es Claude Le Roy y revolucionó el futbol de Omán.

Claude Le Roy, el mago blanco

Claude Le Roy jamás se caracterizó por una carrera de clubes bastante larga. Su carrera se diluyó en clubes que por lo general pululaban en segunda división, mientras que sus momentos álgidos fueron llegar a semifinales de la Coupe de France y a la única temporada en primera del Olympique de Aviñón. Y peor aún, nunca pudo hacerse de la titularidad. Mediocampista que a veces cumplía funciones defensivas, Le Roy tenía una personalidad bastante segura en el campo, pero era bastante explosivo en carácter y eso lo traicionaba.

Nada más colgar los botines, trocó su posición hacia los banquillos. Parecía que la mediocridad lo volvía a aquejar cuando no logró los resultados esperados en el Amiens y el Grenoble, ni en al-Shabab de Emiratos Árabes Unidos. Todo cambió para bien cuando puso a África como destino.

Son dos selecciones que lo marcaron para bien en esa primera etapa de selecciones. Primero llegó a Camerún, campeón africano de 1984. Se puso manos a la obra; si bien perdió en su primera final (contra el anfitrión en Egipto 1986 en penales), no solamente respondería ganando la Copa CEMAC para países de África Occidental, sino cobrándose la revancha para la edición de 1988, cuando derrotó a Nigeria en Marruecos. De manera inexplicable, lo dejaron fuera cuando estaba por iniciar el camino hacia el mundial de 1990. Digo inexplicable porque él forjó esa generación de Francois-Omam Biyik, Roger Milla y Thomas Nkono que se robaría corazones al llegar a cuartos de final en tierras italianas. Regresaría para 1998, pero no logró asentarse en un grupo con Italia, Chile y Austria y no clasificaría ni a octavos.

Pero nos estamos adelantando en el tiempo. Sin mucho tiempo para lamentar la decisión de Camerún, Senegal le abrió las puertas para llevar a su selección. Resulta que era habitual que llegara a la justa continental, pero pasaban las ediciones y no superaba la fase de grupos. Claude Le Roy se encargó que acabar con esa racha negativa y en Argelia 1990 por fin lo logró. Es cierto que terminó en cuarto lugar, pero el pasar de ronda se consideró como una buena participación. Fue opuesto a lo que sucedió para 1992 donde fueron sedes. Al caer en cuartos de final lo despidieron por ese mismo pretexto.

Como tuvo participaciones buenas con selecciones, empezó a ser considerado como experto sobre todo en fichajes africanos; sus recomendaciones sobre todo en lo que respecta a la Francofonía Africana eran vistas con la más alta estima y por ello asesoró a clubes como el PSG, el Milán de Silvio Berlusconi y también trabajó como analista del Canal+. Después de breves pasos por clubes de China, regresó de nuevo a África. Primero recaló en República Democrática del Congo. Para la AFCON del 2006 en Egipto logró sobrevivir en el grupo de la muerte, que tenía a Camerún, más dos asistentes a Alemania (Togo y Angola), pero cayó en cuartos con el anfitrión. Tras la justa mundialista, recibió a la selección de Ghana que venía de hacer un campeonato bastante aceptable. Él los llevó a probar el bronce de la edición de la Copa Africana de Naciones de 2008, así como a la mejor posición del ranking FIFA de su historia (14).

Omán antes de Claude Le Roy

Resulta paradójico que para un país como Omán haya pasado mucho tiempo entre la celebración del primer partido de su historia (1965) y la fundación oficial de su federación de futbol (2005). Todavía lo es más si nos damos cuenta de que el sultán Qaboos propició la práctica de todos los deportes y el establecimiento de equipos en un afán de modernizar al país en los años 70. Lejos de poderse meter a Copas Asiáticas y mucho menos a mundiales, a Omán le quedaba como único escaparate la copa regional: la Copa de Naciones del Golfo. El problema es que durante todo el siglo XX nunca abandonó los últimos lugares, incluso cuando eran sede.

Con la llegada de la década del 2000 comenzaron los cambios. Primero fue a título personal. Sucede que la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Futbol (IFFHS) nombró a un omaní como el máximo goleador de ese año. Se trataba de Hani al-Dhabit (هاني الضابط), con 21 goles entre la selección (incluyendo 9 en dos partidos contra Laos) y su club, Dhofar (ظفار). 

Esto se contagió a nivel de selecciones. Por fin se pudo clasificar a la Copa Asiática (China 2004 y ASEAN 2007); no pudieron meterse a cuartos, pero ya era un avance. En la Copa de Naciones del Golfo la historia era distinta, ya que pudieron pisar la final en las ediciones de Qatar 2004 y Emiratos Árabes Unidos 2007, perdiéndola en ambos casos contra los anfitriones. Si adelante caían los goles, en la portería estaba garantizada la seguridad con Ali al-Habsi (علي الحبسي), el primer omaní en jugar en Europa. Obtuvo tres veces el premio a Arquero de la Copa. No era el único que jugaba bien en esa selección: Amad al-Hosni (عماد الحوسني), Sultan al-Touqi (سلطان الطوقي), Badr al-Maimani (بدر الميمني) y Khalifa Ayil (خليفه عايل) eran piezas inamovibles en cualquier esquema.

Claude le Roy en Omán: los triunfos llegaron

En el horizonte estaba la Copa del Golfo del 2009, de la cual serían anfitriones. Había que hacer el mejor papel de la historia. Lo malo es que los resultados no acompañaban: no pudieron superar a Bahréin en la carrera por un puesto en la fase final de las eliminatorias de Sudáfrica (Japón era inalcanzable). Esto se cargó a viejos lobos de mar sudamericanos, como el argentino Gabriel Calderón y el uruguayo Julio César Ribas. 

Sin tanta actividad, no había manera de prepararse por medio de amistosos; de todos modos había que echarse un clavado para sacar al mejor director técnico disponible. Se dieron cuenta de que Claude Le Roy no renovó con Ghana contra todos los pronósticos (en serio, ahora no fue una decisión de la Federación de Ghana, sino personal) y le hicieron la oferta en julio de 2008. Aceptó las condiciones: contrato por un año. Hay que mencionar aquí que no era la primera selección asiática; en 1994 estuvo brevemente con la selección de Malasia.

Para la 19a edición de la Copa de Naciones del Golfo, la televisora qatarí al-Jazeera implementaría adelantos tecnológicos, como la línea del fuera de juego, el círculo de 9,15 m de diámetro para verificar que la barrera en tiros libres esté a la distancia, tomas en HD… en cuanto a plantilla, Omán tenía al único refuerzo de una liga top como la Premier League: Ali al-Habsi. Sí, no jugaba tan seguido en el Bolton Wanderers, pero por mucho era el hombre a seguir en la portería. Había que aferrarse a él: la mencionada inactividad de Omán los había mandado al lugar 96, y su grupo no sería nada sencillo.

Llegó el momento de la verdad. Se debutó con un empate a cero goles contra Kuwait. Luego, venía Irak. La vigente campeona asiática no pasaba por un buen momento; eliminado antes de tiempo para Sudáfrica, la misma federación desbandó al equipo y trajo de vuelta al hombre que los llevó a la gloria, Jorvan Vieira (más información aquí). Había dado un paso en falso contra Bahrein y se esperaba un mejor partido contra Omán. ¿Ah sí? Pues un delantero omaní llamado Hassan Rabia (حسن ربيع) tuvo una noche para recordar con su hat-trick y los goleó 4-0. Venía el último encuentro contra Bahréin. Se desquitaron de la eliminación de Sudáfrica con un 2-0 y se metieron a semifinales como líderes de grupo.

Ahí los esperaba Qatar que quería dar el repunte con Bruno Metsu. Si este duelo se hubiera replicado en la Copa Africana de Naciones, con selecciones africanas claro está, nadie habría protestado. Eran dos grandes amigos, que habían tenido éxito (Le Roy con Camerún, Metsu con Senegal), pero ahora se enfrentaban en la Península Arábiga. Aquí ganó el normando al oriundo de Dunkerque por la mínima y Omán se perfilaba así a su tercera final consecutiva, donde le esperaba Arabia Saudita.

El partido contra Arabia Saudita fue dominado con Omán, pero sufrió por la mala suerte; estrelló dos pelotas en el larguero. Tras 120 minutos, se iban a tanda de penales. Nadie quería perder; los 10 primeros tiros, todos acertados. Llegó Taisir al-Jassim y tiró fuerte a su izquierda, pero tan fuerte, que el balón no entró a la portería. Con toda la responsabilidad del mundo llegó Mohammed Rabia (محمد ربيع), que pudo anotar y así certificar el primer trofeo en la historia de la selección de Omán. Por fin triunfaba en el torneo que tanto se le eludía. Nadie en Mascate pudo dormir de la emoción. Ali al-Habsi ganó una vez más el reconocimiento al portero del torneo… y al-Jazeera recibió felicitaciones por una transmisión que, en palabras de aficionados, rivalizaba con la de la Eurocopa anterior.

Ese triunfo fue tan bien recibido, que el presidente de la federación de futbol de Omán, el príncipe Sayyid Khalid (سيد خالد), le extendió el contrato con miras hacia Brasil 2014. Lo malo es que no lo lograría. 

En las eliminatorias a la Copa Asiática Qatar 2011, no pudo ganarle la carrera a Kuwait por un boleto y rompió la racha de dos ediciones asistiendo. De ahí siguió la Copa de Asia Occidental en Jordania, donde apenas consiguió un punto de seis. La gota que colmó el vaso fue la siguiente edición de la Copa del Golfo en Yemen. Es verdad, no perdió, pero tampoco ganó. Con tres empates no superó la fase de grupos. Es así como Claude Le Roy fue despedido, poniendo fin a su aventura por la Península Arábiga.

Omán después de Le Roy; Le Roy después de Omán

La gestión de Claude Le Roy fue un antes y un después para el futbol omaní. Desde ese traspié, logró por fin transformarse en un equipo fuerte dentro del sector de peso medio en el futbol asiático. Volvió a ganar la Copa del Golfo en 2017. En las últimas tres eliminatorias mundialistas, Omán ha podido colarse a los 12 mejores de Asia en dos ocasiones (Brasil 2014 y Qatar 2022). Hay que mencionar ahí resultados sorprendentes como la reciente victoria en Japón y sendos empates en Australia. Se han quedado a un punto de acceder al pre-repechaje. Tampoco faltan a la Copa Asiática, y menos ahora que se ha extendido a 24 equipos. De hecho, disputarán la cuarta seguida en Qatar. En la reciente Copa Árabe cumplieron al clasificar a cuartos.

Omán ahora es una selección que puede tentar a entrenadores con mundiales en su haber. Por aquí se han pasado el francés Paul Le Guen (mundialista en 2010 con Camerún), el neerlandés Pim Verbeek (mundialista también en 2010, pero con Australia) y el croata Branko Ivankovic (no solamente mundialista en 2006 con Irán, sino ganador de absolutamente todo con el Persepolis de 2015 a 2019). La ductilidad de los jugadores y la amabilidad de la gente les tienta bastante para aventurarse. La Federación de Futbol ha aprendido de sus errores y ya no son tan impacientes en caso de que los resultados no los acompañen como para prescindir de los servicios del DT en cuestión.

Mientras tanto, Claude Le Roy siguió su camino de trotamundos. Tras la Copa Asiática 2011, habría dirigido a la selección siria, pero estalló la Guerra Civil que originaría a Daesh y el francés tuvo que huir a los dos meses por su seguridad. De ahí pasó de nuevo con República Democrática del Congo (cuartos de final en AFCON 2013 con jugadores como Trésor Mputu y Robert Kidiaba), la selección de Bretaña, Congo (cuartos de final en AFCON 2015, quedando eliminado 2-4 tras ir ganando 2-0) y estuvo seis años con la selección de Togo. Desde este año es miembro de la mesa directiva de la Asociación de Técnicos de Francia. Ha influido en técnicos franceses que desean aventurarse fuera de Europa, como el mismo Paul Le Guen, Bruno Metsu, Alain Michel, Hubert Velud, Michel Dussuyer, Alain Giresse, Corentin Martins y más recientemente Hervé Renard (su mentorando).

¿Que si sus ex jugadores lo recuerdan? Desde luego. En la selección de Senegal había un jugador llamado Souleymane Sané que se casó con una gimnasta alemana medallista de bronce en Los Ángeles 1984 Regina Weber. Tuvieron tres hijos y al mayor lo bautizaron Leroy por ese gran técnico que les mostró el camino a los senegaleses. Esa historia cobró relevancia cuando el joven atacante fue transferido desde la academia del Schalke 04 al Manchester City. Luego, en 2018, recibió la Orden de la Redención Africana, la máxima distinción de Liberia; es que el presidente de ese país era George Weah y él nunca olvidó que él lo detectó en Camerún y se lo recomendó a su amigo Arsène Wegner para el Monaco. El resto es historia (más información aquí). En enero de este año le tocó también ser condecorado por el gobierno camerunés: ahora es Caballero de la Orden del Mérito de Camerún.

Tras cincuenta años de reinado, el sultán Qaboos falleció en 2020. Tras muchos dimes y diretes por ver quién sería el sucesor (la familia Al Said reina desde 1744), la corona cayó en Haitham bin Tariq. En un escenario complejo, con pandemia, caída de los precios del petróleo y presiones cada vez más fuertes de sus vecinos para adoptar partido, el sultán Haitham ha preferido darle continuidad a las políticas de su predecesor y también tiene ante sí el reto de diversificar su economía para el 2040; ya entendieron que un día los yacimientos de combustible se terminarán. Mientras él pueda seguir gobernando y llevando a buen puerto a su país, a los omaníes les importará un comino si solamente son ubicados porque ahí murió el DJ sueco Avicii.

Ahora bien, en cuanto al futbol, una razón para que Omán deje de ser meramente un cuadro competitivo y llegue a la sección de candidatos es empezar a posicionarse en ligas fuera del mundo árabe. Definitivamente Ali al-Habsi dejó la vara muy alta; a préstamo con el Wigan llegó a la final de la FA Cup y se convirtió en el atajador de penales por excelencia: le detuvo a gente como Chicharito Hernández, Carlitos Tévez y Robin van Persie. ¿Y después de él? Lo único que tenemos es a un jugador en la Qatar Stars League (Jameel al-Yahmadi (جميل اليحمدي) en al-Markhiya (المرخية)) y otro en la liga iraní (Zahir al-Aghbani (زهير الأغباني) en el Mes Rafsanjan (مس رفسنجان)). Y es que la liga omaní apenas está en el lugar 34 del ránking de la AFC, sin poderse sumar a la Champions Asiática. De vez en cuando hay agradables actuaciones, como la de al-Seeb (السيب), primer club omaní en ganar la Copa AFC, lo cual sucedió precisamente este año. Sin embargo, no te confundas: un triunfo así no puede ser lo que rija al futbol en Omán para siempre.

Crédito: Victor Fraile / Power Sport Images for The AFC

Omán seguirá en ese laissez faire que lo ha caracterizado, pero si en verdad quieren dar ese paso definitivo hacia los pesos pesados, tienen que recordar ese espíritu del khanjar, daga en forma de jota que está como orgulloso accesorio de todo omaní. Ya compiten en futbol playa, ahora falta el césped. Claude Le Roy ya los llevó a tierra prometida. Omán sabe el camino; hay que recorrerlo.

Fuentes

Meneses, Rosa. La filosofía del diálogo y la tolerancia del islam ibadí. El Mundo. 24 de mayo de 2010
Harvard International Review. Oman: the Switzerland of the Middle East. Fecha desconocida.
Sporting Africa. Glorias Africanas: Claude Le Roy. 30 de abril de 2015
Sport News Africa. Football – Africa: French coaches in the starting blocks. 22 de febrero de 2022
Le Télégramme. Le Costarmoricain sélectionneur d’Oman Le Roy a toujours la flamme. 10 de agosto de 2009

Tras esta breve radiografía del futbol en Omán, es momento de movernos al oeste y cruzar la frontera hacia Emiratos Árabes Unidos. Más allá de una única participación en mundial (Italia 1990) y 15 minutos de fama en los highlights de YouTube por los cabellos rizados de Omar Abdurrahman, ahora están partiendo el queso a nivel de futbol de clubes. El dinero del petróleo amirí ahora corre a través de las venas del Manchester City. De club modesto, ahora es todopoderoso y ha formado un imperio con sucursales alrededor del mundo. Este grupo se llama City Football Group, y su historia la veremos en la siguiente parada.

Recapitulemos

La Suiza del Medio Oriente pasó mucho tiempo en los últimos puestos, pero recientemente comenzó a crecer, gracias a individualidades (Hani al-Dhabit y Ali al-Habsi) y a clasificaciones a Copas Asiáticas. Para prepararse a la Copa de Naciones del Golfo 2009 (de la cual eran sede), ficharon al DT francés Claude Le Roy, estratega especialista en selecciones africanas como Camerún, Senegal y República Democrática del Congo. Con él lograron ganar por vez primera dicha competencia al vencer a Arabia Saudita en penales. Desgraciadamente la aventura acabó en 2011 tras una decepcionante defensa del título. Omán ahora es una selección de mediano poder que atrae a entrenadores otrora ilustres, mientras que Claude Le Roy dirigió a selecciones, es miembro directivo de la Asociación Francesa de Entrenadores, ha influido en otros DTs como Hervé Renard y ha sido condecorado con las órdenes de los gobiernos liberiano y camerunés.

Nos vemos la siguiente. (Ma’ salama!)

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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