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Dejando de lado debates estilísticos, si algo rodea a la figura de Rudi García es la competitividad. En poco más de una década, el técnico tiene en su haber aquel campeonato del Lille con un Hazard deslumbrante, llevar a la AS Roma a ser la única alternativa real en aquel momento a romper la hegemonía de la Juventus en Serie A, devolver al Olympique de Marsella a una final europea 14 años después y, actualmente, su Olympique de Lyon oposita firmemente a pelear por conquistar el título de Ligue 1. Una trayectoria repleta de diferentes alternativas en su forma de entender el juego, pero marcada por un trabajo especial para estar siempre cerca del éxito.

Si el Olympique de Lyon está siendo uno de los grandes animadores del curso en Francia es gracias a que Rudi ha entendido que su plantilla necesitaba que él retocara cosas con respecto a lo que se hacía el año pasado. Se ha pasado de un modelo mucho más conservador y pragmático, a ser un conjunto que, a pesar de seguir siendo muy fiable en sus transiciones, está moviéndose cada día mejor en sus ataques posiciónales y dominando más a partir de la pelota que del espacio.

¿Por qué este cambio? Pues principalmente por el impacto de Lucas Paquetá desde su llegada. El brasileño le ha dado un nuevo prisma al plan. Su entrada como titular, sumada al momento de forma de Aouar, está haciendo del Lyon un equipo que suma una gran calidad técnica en su zona ancha y que le permite ser protagonista en los diferentes escenarios a los que se van enfrentando. Esta pareja de centrocampistas provoca que haya mayor elaboración, se junten más pases y la creatividad para superar los habituales repliegues del adversario se aumente presentando más fórmulas para producir ocasiones más allá del contragolpe.

Paquetá ha encontrado un hábitat idóneo para desarrollar su fútbol. Desde su asentamiento como titular, Rudi García cambió del 3-4-1-2 que se venía utilizando a un 4-3-1-2 flexible a 4-3-3 donde él parte de la posición de interior derecho. Un sistema que le permite poner al servicio del equipo todas sus virtudes y que le está haciendo brillar. Hay que recordar que el zurdo comenzó su carrera en Brasil jugando por todo el frente de ataque; en Flamengo actuó de falso 9, extremo en ambos costados y sobre todo de mediapunta. Hasta la salida de Reinaldo Rueda, Paquetá era un atacante. Fue el joven entrenador Mauricio Barbieri el que le colocó por primera vez como interior dentro del 4-1-4-1 que proponía en aquel momento el conjunto brasileño.

En este nuevo rol como centrocampista fue donde de verdad empezó a despertar el interés de los clubes potentes del viejo continente. Se le alejó de la zona de finalización para que cogiera más peso en la distribución del balón y multiplicara así sus funciones, y sobre todo, sus opciones de dar el salto a Europa. Cayó de pie en Milán, de hecho sus inicios fueron esperanzadores para un club que, hasta hace poco, necesitaba de certezas individuales. En San Siro siguió jugando en la zona medular dejando destellos que nunca se convirtieron en hechos. Se apagó la efervescencia inicial y su bagaje fue insuficiente. De ahí que la apuesta de Juninho Pernambucano (director deportivo) por llevarlo a Lyon, sorprendiera, más aún teniendo en cuenta la atroz competencia de efectivos en el centro del campo.

Sin embargo, el joven mediocampista se ha hecho en insustituible en los planes de su entrenador. Actualmente no se entiende la buena dinámica de Les Lions sin el talento del carioca. Como comentábamos anteriormente, su evolución hacia un jugador más completo ha facilitado que el rol que le tenía preparado el técnico lo haya asumido con mucha personalidad. Paquetá es el eje sobre el que flota la aceleración del juego. Con Thiago Mendes como receptor de los primeros pases de la defensa, Lucas espera en el siguiente escalón recostado sobre el sector derecho para recibir, girar y juntar al equipo arriba. Sus habilidades encajan en el planteamiento de un estilo de juego de pases cortos y movimientos al espacio. Al actuar a pie cambiado, siempre contacta con la pelota ya perfilado para tocar de primeras al compañero libre, iniciar una conducción o filtrar un pase más largo a la carrera de uno de los puntas. 

Cuenta con gran inteligencia para posicionarse en el lugar indicado convirtiéndose en un punto de apoyo para el poseedor del balón. Se mueve en horizontal ofreciéndose entre las líneas rivales para que lo encuentren y sea él quien convierta esa posesión de lado a lado en el inicio de los ataques. Con Aouar, que posee más sensibilidad con pelota y es más decisivo en los últimos gestos, en el lado contrario del trío de centrocampistas, al brasileño se le está exigiendo responsabilidad en la construcción. Frecuentemente aparece cerca de la base asociándose con su pivote y ayudando a saltar la presión rival, si este la pone en práctica, con su gran capacidad de regate y desborde. 

Este punto es otro de los factores que explican su enorme impacto en el equipo. Su zurda desequilibra en casi cada contacto. Más cómodo cuando puede jugar de cara, su espíritu canchero y de clara alma sudamericana, le ayuda a que en sus recepciones de espaldas salga ganador por la capacidad que tiene de meter el cuerpo, hacerse fuerte en el choque y eliminar así a su par. Estas fricciones dan oxígeno porque suman tiempo para que el bloque se ordene y pueda desplegarse. Se ha convertido así en el principal encargado de trasladar el balón a las posiciones de ataque. Engaña y parece que va a cometer un error no forzado por el ritmo tranquilo y muy pausado con el que se mueve. No obstante es eso, puro engaño porque a aunque sus revoluciones sean bajas, ejecuta su control orientado que le permite deshacerse de cualquier marca, sale por ambos perfiles y enseña una imprevisibilidad difícil de defender. 

La sociedad que está edificando con Memphis Depay es otra de las  grandes causas para que Rudi García esté potenciando el actual dibujo y no cambie nada en las últimas semanas. Tanto brasileño como neerlandés son dos piezas que necesitan entrar en contacto con la pelota de manera frecuente, que la piden al pie y que ocupan el carril central. Para que estos mecanismos fluyan, ambos se encuentren y creen sinergias, la pizarra los aleja. Depay es el vértice superior del rombo, por lo tanto de partida ocupa el pasillo interior, pero cuando Paquetá recibe o bien viene al apoyo devolviéndole de cara al propio Lucas o a Aouar, o directamente traza una ruptura porque sabe que el zurdo lanza con maestría pases imposibles que saltan varias líneas y acaban encontrándolo. Además de con Depay la apuesta por una  pareja de puntas veloz y móvil como Kadewere y Ekambi, optimizan aún más la visión de juego y habilidad para activar el frente de ataque del ex del Milán porque los delanteros están dibujándole continuas líneas de pase. 

Hacia tiempo que en Lyon no disfrutaban tanto con un jugador talentoso a la par que regular, un tipo que parece sacado de otra época pero que es una de las fichas que está dando sentido al tablero de Rudi.

Francisco Mariscal
Francisco Mariscal
Periodista deportivo y Analista táctico. Entusiasta de encontrar los porqués del juego. Cualquier estilo es válido e igual de interesante, pero dame siempre a un enganche y dos extremos.

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