Túnez 0-1 Australia: el Duke de Liverpool corta las alas del Águila

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Australia consiguió su tercera victoria en los Mundiales (18º partido) y sus primeros tres puntos gracias en buena parte al tanto de un delantero de la segunda división nipona. Los Mundiales son así. El escaparate de héroes inesperados y grandes historias. Nacido en Liverpool, suburbio de Sídney, el cabezazo de Mitchell Duke -ariete clásico del Fagiano Okayama de la J2 League-, en el ecuador de la primera parte permiten a Australia soñar con el segundo pase a octavos en su historia. La solidez defensiva encabezada por Aaron Mooy y Harry Souttar y su constante presión a partir de un bloque medio, provocaron que las Águilas de Cartago, aunque bien pudieron empatar, tuvieran demasiadas dificultades para una reacción norteafricana que sí existió desde la pizarra.

El 1-4-4-2 no siempre tiene un acople tan perfecto cuando quieres presionar a una línea de tres centrales. Pero ese 2v3 entre puntas y centrales, lo solucionó Graham Arnold lanzando a los volantes de banda australianos Goodwin y Leckie casi a la altura de los puntas, en intermedias entre carrileros y centrales de los costados tunecinos, mientras que los puntas (McGree y Duke), más que ir a por el trio de centrales de buenas a primeras, buscaba tapar la recepción a Laïdouni y, sobre todo, al gran mediocentro Skhiri. Era más una presión 1-4-2-4, con Mooy e Irvine por detrás de los medios tunecinos y pendientes de las recepciones por dentro de Msakni o Sliti. La cuestión era esperar el detonante (balón a central de costado) para que un punta y el volante de banda iniciaran la presión y así, condicionar del todo el inicio tunecino. Porque existió alguna pérdida y eso generó dudas. Y así, aunque los carrileros Abdi y Drager y el punta Jebali pudiese ganar algún duelo, la línea de cuatro defensas australianos tenían las de ganar.

Con balón, desde un inicio, Australia lo fio más al juego directo tras atracción en primeros pases. El lateral derecho Karacic ganaba metros como para colocarse de extremo para recibir el juego directo, cuando este no iba al espigado Duke, mientras Leckie se juntaba con McGree por dentro. Entre unas cosas y otras, Australia vivía muy lejos de su área, aunque los primeros acercamientos fueron tunecinos; siempre transición mediante y con Skhiri, Sliti y el punta Jebali, que le dio la mañana al central Rowles, involucrados. Pero como esto va de golpear, quien sí lo hizo fue Mitchell Duke en el minuto 23.

El único tanto del encuentro se explica a ese plan de partido de Australia. La presión ya ha hecho mella en los tunecinos y Dahmen saca de puerta buscando en campo rival al carrilero izqueirdo Abdi. Ese saque de banda, Australia lo circula de derecha a izquierda en los pases justos hasta que vuelve hacia el central derecho. Souttar, entonces, sin que Msakni (muy desaparecido en el primer tiempo) le encime. Su pase lo descarga en el centro del campo Duke (Meriah no le acosa). Y es cierto que Skhiri cae por tropezarse con el árbitro, pero el pase del punta a McGree le deja ya con ventaja. McGree, con Skhiri por los suelos, tiene tiempo para abrir a la izquierda. Goodwin recibe, mientras Behich le dobla por dentro provocando dudas en Drager. Pero cuando se acerca al área, Drager está lo suficiente cerca como para tocar el centro de Goodwin. Ese contacto imposibilita a Bronn despejar, pero no Duke rematar. Anticipándose demasiado fácil a Meriah de nuevo, el del suburbio de Sídney, peina de fábula para evitar al arquero con una parábola corta pero justa.

Poco más se vería al arquero tunecino en todo el partido. El golpe lo notó Túnez que cada vez disfrutaba de menos balón (acabó el primer tiempo a favor de Australia 49%51) y que solo en los últimos compases asustó a Ryan, casi siempre con Jebali liándosela a Rowles y el central Shutter salvando los muebles (disparo bloqueado a Drager, como antesala de su exhibición en la reanudación). Una segunda parte en la que Jalel Kadri movería el tablero. 1-4-3-3 con Bronn de lateral derecho, Skhiri como mediocentro por detrás de Laïdouni y Sassi (demasiado lento) de interiores. Eso sí, en salida y creación, Skhiri sería ahora el encargado de hacer la línea de tres (una de las pocas buenas salidas de Túnez en la primera parte parte de esta distribución.

Entre el marcador a favor australiano y el cambio de nombres en esa primera línea, Túnez empezó a llegar más veces con el balón controlado hasta campo rival, donde se asent´ó por momentos. Pero Túnez no terminó por volvar el campo hacia Ryan. Lo mejor que pudo hacer Australia fue impedirlo. Bajó el bloque, pero lo imprescindible (línea de fuera de juego más allá del área) y siguió presionando, también a centrales. Las parejas de cambios de Arnold (puntas en el 64′ y volantes de banda a 10′ del final del descuento) ayudaron. Incluso, Australia tuvo la sentencia Leckie si hubiera empujado el centro raso de Maclaren. Entre esto, la capacidad de Mooy (fantástico en todo), Goodwin, Leckie o Hrustic de esconder el balón, el talento defensivo del imperial Harry Soutar y el poco acierto en metros finales de los Sliti, Msakni (mejor en la segunda parte), Khenissi o Khazri, Australia terminó por enjaular al águila.

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Rafa Medel
Entrenador y periodista

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