MANCHESTER UNITED 5-0 RB LEIPZIG: MASTERCLASS EN EL TEATRO DE LOS SUEÑOS
Por: Roberto González
Ole Gunnar Solskjaer volvió a sacudir la UEFA Champions League. Ahora, la víctima fue Julian Nagelsmann, quien nunca pudo responder al estupendo plan de partido del noruego y sufrió la postura de su rival. El estratega nórdico diseñó un 4-3-1-2 que tuvo como gran novedad el inicio de Donny van de Beek en detrimento de Bruno Fernandes. Primero, logró un buen ejercicio de pressing alto en el que los puntas iban por los centrales exteriores y el centrocampista holandés perseguía a Kevin Kampl (pivote). Esto, a su vez, lo alternaron con una defensa media en 3+3 donde el ex Ajax cambiaba su comportamiento a una vigilancia individual a Dayot Upamecano. Allí, el bloque volvió a destacar orientando el juego del adversario a las bandas, donde los interiores (Fred-Pogba) estuvieron impecables concretando robos y completando los triángulos defensivos, como mínimo, en igualdad numérica. Así, el Leipzig se veía obligado a dividir o reiniciar las jugadas. Además, los laterales brillaron ganando casi cada duelo que tuvieron en defensa posicional (Wan-Bissaka, tres de cuatro; Shaw, seis de ocho) y sumaron acortando distancias interlineales cuando el United tenía que apretar. Aunado a esto, las ideas estuvieron siempre muy claras con balón, ya que Fred y Matic alternaron en el mediocentro, alternándose para lateralizar junto a los centrales y permitir progresiones con buenos pases verticales hacia los apoyos de Anthony Martial y Mason Greenwood; ambos estuvieron finísimos activando al tercer hombre y dando fluidez a las posesiones que tuvieron y cerrando muchos rondos cortos que descoordinaron los marcajes.
Ante esto, Julian Nagelsmann, buscando una solución a la que nunca llegó, decidió ajustar su plan durante el primer tiempo. Con Kampl sufriendo como pivote único ante la presión de van de Beek, Forsberg en apoyo y carrileros profundos en su 3-4-3 con rombo en el medio, cambió a 3-4-2-1 en ataque posicional y pasó a defender en 4-4-2. Esto, más que beneficiarlo, acabó siendo decisivo para que los Toros Rojos perdieran empaque en su presión y fluidez con la pelota. Marcel Halstenberg fue el ejemplo perfecto; el alemán terminó como lateral izquierdo, pero no pudo defenderse de los arrastres de Anthony Martial y un Bruno Fernandes que, bajo la gran dirección de campo de Solskjaer, entró para lanzar a Marcus Rashford a su espalda. El ‘10’ no se cansó de lastimar a una línea defensiva que, en la premura por empatar y con cada vez menos tiempo, terminó rompiéndose y concediendo cuatro goles en casi 15 minutos.
JUVENTUS 0-2 BARCELONA: UN DUELO DE GIGANTES DORMIDOS
Por: Miquel Villarroya
El encuentro disputado entre la Juventus de Turín y el Fútbol Club Barcelona dejó mucho que desear. Cuando uno va a ver este tipo de partidos, entre dos gigantes del fútbol europeo, se espera una batalla táctica, técnica y física… y nada más lejos de la realidad. Ambos conjuntos sacaron a relucir sus carencias desde el inicio del partido en la mayoría de fases del juego. Ambos bloques defensivos, uno más alto (Juve) y otro más bajo (Barça), tenían problemas muy similares: partían del 4-4-2 y buscaban realizar vigilancias sobre el jugador que tenían más próximo. Estos acosos eran pasivos, dejando siempre tiempo-espacio a poseedor y receptores, y descuidaban zonas frágiles como el espacio entre las líneas de la defensa y el centro del campo (sobre todo la Juve, a la espalda de Rabiot-Bentancur).
En ataque posicional, sendos cuadros eran muy estáticos. El Barça buscó innovar con Sergi Roberto como tercer central en derecha, Alba y Dembele como carrileros, Pedri recargado a la izquierda, Griezmann como un ‘falso 9’ y Messi, muy inspirado, con libertad. Este esquema no potenciaba a sus mejores fichas. Pedri, que sigue demostrando una lectura de juego no acorde a un chico de 17 años, tenía poco movimiento (no llegaba, estaba) y llegaba a ser previsible, Alba pocas veces rompía al espacio porque nadie le generaba la ventaja arrastrando la marca de Cuadrado, Frenkie De Jong, antes de pasar a la zaga por la lesión del uruguayo Araújo, estuvo en un «doble pivote puro» y se redujo significativamente su rango de acción y, al final, el equipo no conseguía progresar ni fluir como deseaba. Por otra parte, la jugada ganadora de Ronald Koeman fue juntar en izquierda y girar a Ousmane Dembele, abierto en derecha, para que el francés acelerara y buscara el 1 vs 1 en banda contra Danilo. Fue un partido entre dos equipos que aún están lejos de ser contendientes a levantar la ‘orejona’. Dos sombras de lo que fueron y que les costará llegar a ser.
BORUSSIA DORTMUND 2-0 ZENIT: SIN DEMASIADA INSPIRACIÓN
Por: Manu Escuder
El Borussia Dortmund sufrió más de lo esperado ante un Zenit bien plantado a partir de su repliegue en 4-1-4-1 partiendo de un bloque medio-bajo (finalmente más bajo que medio) con Dzyuba, como siempre, descolgado y enfocado a activar juego directo. En ese sentido, el cuadro alemán tuvo problemas para acelerar el juego y penetrar en el sistema defensivo ruso a través de un ataque posicional poco móvil, lento, incapaz de generar ventajas colectivas y carente de imaginación individual.
En el segundo tiempo, sin embargo, la circulación del juego mejoró y, con un bloque más compacto, los de Serguéi Semak remaron y se vieron obligados a multiplicarse para hacer frente a un equipo que, igualmente, quedaba totalmente desviado hacia fuera por las carencias entre líneas de su ataque posicional. No obstante, en una de esas, en un centro lateral, los alemanes rascarían un penalti y se adelantarían en el marcador. Después, con el rival más echado hacia delante, el Dortmund encontró espacios para transitar y pudo llegar el segundo. Como siempre: a manos de Haaland, con una definición excelente, rompiendo a espaldas de una defensa adelantada.
SEVILLA 1-0 RENNES: ACOSO, SIN APENAS DERRIBO
Por: Iñaki María
La Champions volvió al Ramón Sánchez Pizjuán dos años y medio después de que los hispalenses cayesen en los cuartos de final de la 17/18, ante el Bayern de Jupp Heynckes. Ha llovido mucho desde entonces, pero no han cambiado demasiadas cosas. Porque el vigente campeón de la Europa League sigue haciéndose fuerte en casa, a pesar de que el himno del club ya no suene a cappellaprecediendo al de la máxima competición continental. El primer cuarto de hora fue un golpe sobre la mesa en toda regla, con los de Lopetegui demostrando que nadie es capaz de arrugar en Nervión a un equipo que hoy disparó en 23 ocasiones (diez entre palos), mientras que el equipo francés apenas se acercó un par de veces al área de Bono sin demasiado peligro. Fueron 90´ de un dominio abrumador, aunque dejaron un sabor amargo por no poder sentenciar un partido tan desigual.
El modus operandi cambió ligeramente por parte de ambos. Sin N’Zonzi, Camavinga y Maouassa, unidos a la lesión de Rugani en el 17´, los de Julien Stéphan se mostraron mucho más contemplativos que de costumbre. Esperando algún contraataque o alguna salida en largo buscando a Guirassy –que no fructificó por la exuberancia de Koundé y Diego Carlos– para intimidar a un Sevilla que, sin embargo, salió con el cuchillo entre los dientes. Su dominio territorial se tradujo en ocasiones por lo bien que gira el juego el equipo de Lopetegui. Una vez más, los cambios precisos de orientación y los envíos largos a la espalda de la zaga rival fueron oro para los hispalenses. El equipo francés trató de combatirlo tras el arreón inicial, con Terrier ejerciendo de doble lateral por izquierda y con Doku haciendo lo propio algunos momentos desde la derecha, formando una línea de cinco o seis atrás para que Navas y un sobresaliente Acuña no generasen constantes 2 vs 1 a los laterales visitantes, que encimaban a los extremos sevillistas, así como para cerrar los intervalos que tan bien detecta un Ocampos igualmente lúcido. Esa fórmula minimizó el daño por momentos, pero la tónica general del encuentro estuvo marcada por la brillante activación del ataque exterior sevillista. Y así llegó el gol, aprovechando los constantes arrastres de un gran Munir sin balón para que Acuña asistiera en un triángulo rápido «dentro-fuera-dentro» a Luuk de Jong en el 55´.
BASAKSEHIR 0-2 PSG: EFECTIVIDAD EN EL CAOS
Por: Hugo Marugán
Turcos y franceses disputaron un partido caracterizado por un ritmo altísimo y un escenario abierto en todo momento. Los locales dejaron buenas sensaciones, especialmente en el tramo inicial del partido donde lograron someter a su rival, a partir de una buena ocupación de espacios en ataque. Berkay Ozcan, el interior de base, sumó asociativamente mientras el otro interior, Irfan Kahveci, ganaba altura, y contaron con la producción de los extremos, Visca y Turuc, a partir de sus conducciones y desborde.
El PSG, que contó con la lesión de Neymar, sufrió muchísimo sin balón, tanto en posicional como en transición, salvándose gracias a Keylor Navas y con una buena resistencia en el área en el tramo final por parte de Kimpembe. Con balón, contando con laterales profundos y extremos por dentro, lograron producir generalmente gracias a las rupturas de Mbappé, que fue una tortura para los centrales rivales, aunque finalmente quien se llevó los focos fue Moise Kean, demostrando instinto goleador marcando a balón parado y cazando un balón en el área, garantizando la victoria a los suyos.
KRASNODAR 0-4 CHELSEA: RECOMPENSA DESPROPORCIONADA
Por: Memo Navarro
Contrario a lo que el marcador dicta, el Chelsea recibió demasiada recompensa en su más reciente expedición a Rusia. Los problemas a lo largo y ancho del circuito asociativo del conjunto ‘Blue’ volvieron a quedar evidenciados. Esta vez, en un asimétrico 4-3-3 que le exigía a Kai Havertz ser ese tercer mediocampista que, a partir de sus descensos y su finura con balón, enlazara con los de adelante; tarea que el Krasnodar entorpeció con un bloque medio/medio-alto a tal grado de forzar incontables intercambios de carriles interiores entre el alemán y Mateo Kovačić, los cuales terminaron siendo estériles.
Tampoco el marroquí, Hakim Ziyech, lució propiamente cómodo en su primera titularidad con los de Londres. Pese a ello, fue quien propició las ventajas posicionales que tanto necesitaba su equipo cuando los cartones seguían igualados. El ex Ajax bajó a la base de la jugada asegurándose de atraer a su marcador, concentrar en sus pies la presión de los rusos y bascular el bloque con un trazo a Chilwell. Como consecuencia, los laterales ganaron altura, Havertz se acercó a la frontal y los extremos hallaron zonas de incidencia por dentro. La diferencia de calidad entre ambos conjuntos quedó plasmada, por supuesto, acompañada de una buena actuación del arquero senegalés Edouard Mendy y la adecuada dirección de campo de Frank Lampard, quien refrescó piernas, mantuvo la intensidad y finiquitó el encuentro. Tres puntos, y a trabajar.
BRUJAS 1-1 LAZIO: LOS ITALIANOS RESCATAN UN PUNTO A PESAR DE LAS AUSENCIAS
Por: Hugo Marugán
Mermados por la pandemia COVID-19 que les ha hecho viajar a Bélgica sin Luis Alberto ni Ciro Immobile entre otros, el equipo de Simone Inzaghi rescató un punto muy válido considerando la situación. Joaquín Correa asumió galones y dejó un gran partido castigando la débil transición defensiva rival, en una Lazio que fue más vertical y directa de lo habitual, lógico considerando la ausencia de su director asociativo.
El Brugge buscó presiones altas, con Vanaken saltando sobre el mediocentro rival, y logró empujar bastante por fuera, en especial por derecha con el triángulo formado por Clinton Mata, Ruud Vormer y Krepin Diatta, con el centrocampista neerlandés logrando sumar en términos asociativos y el carrilero senegalés sumando con desborde. De todas maneras el mejor jugador de los belgas fue Hans Vanaken, bien con balón buscando cambios de orientación y amenazando con llegadas desde segunda línea. La Lazio pasó a 3-4-2-1 en el segundo tiempo retrasando a Parolo a la posición de central, pero a la par que Correa iba perdiendo autosuficiencia a campo abierto, el equipo dejó de sumar salidas.
FENECVAROS 2-2 DYNAMO KIEV: SE OBRÓ EL MILAGRO EN BUDAPEST
Por: Miquel Villarroya
Uno de los partidos tapados de la jornada ha sido el que enfrentaba al conjunto dirigido por Rebrov, el Fenecvaros, ante el de Lucescu, el Dynamo de Kiev. Ambos cuadros presentaron notables errores en su fase defensiva, que sumado a los automatismos y fluidez de sendos ataques, se convirtió en una contienda de lo más divertida. El conjunto local, presionó en 4-1-4-1 con Isael orientando a un central a banda (impidiendo el retorno y aislando al otro central y portero) para que ahí se realizasen vigilancias individuales sobre receptores para disuadir recepciones e ir quitando tiempo y espacio a cada una de ellas. El problema fue que estas vigilancias a menudo estaban descoordinadas, y eso, los de Lucescu lo reconocieron al instante. Alargaron estos saltos, reconociendo siempre al hombre libre a espaldas de estos acosos para salir mediante Shaparenko (hombre libre porque Siger saltaba con central poseedor) y que este condujera a su equipo a asentarlo en campo rival. Buyalskyi sujetaba a Kharatin y evitaba que interviniera sobre la ventaja. Este factor y los errores individuales, penalizaron durante gran parte de la contienda al cuadro húngaro.
Sin embargo, el Dynamo de Kiev, en bloque medio posicionado en 4-4-2, también tenía problemas en su defensa entre líneas y el ataque del Fenecvaros era muy intencional. Siempre buscaba salir con tres atrás (Kharatin se incrustaba entre centrales) para tener la primera superioridad (3v2) con la ayuda de Siger a espalda de los puntas para, mediante tercer hombre, llegar al central libre y salir en conducción. Con esto, buscaban que los extremos del 4-4-2 saltasen y liberasen a carrileros altos, que buscarían centrar al área. La cuestión es que se dio demasiado poco y las posesiones tuvieron poca continuidad. Finalmente, el Fenecvaros consiguió empatar enfrente de su afición para sacar su primer punto tras muchísimo tiempo sin participar en la máxima competición europea.