عوافي! كيفك؟ (‘awefe! Kiifak?) Así se saluda en el sur de Líbano. La vez pasada estuvimos hablando sobre la labor de la reina Rania de Jordania para con el futbol femenil. Ha llegado el momento de ir hasta nuestro siguiente país. No hay una conexión directa, así que hemos apelado a la piedad humanitaria para poder atravesar Israel y llegar a la frontera. Nos mueve el futbol, no molestar. Así es, estamos ahora en Líbano.
Recomendación musical 1
La música libanesa es la que seguramente has escuchado como introducción a la música árabe. La cultura musical de este país tiene un padrino: Wadih al-Safi (وديع الصافي). Su carrera fue bastante longeva: ¡75 años como cantante, compositor, lírico y productor!. En todo el mundo árabe apreciaban su voz de tenor/barítono que podía modular sin esfuerzo alguno. Se le conocía como «el Frank Sinatra del Medio Oriente». Su obra se estima en más de 5.000 canciones grabadas, en su mayoría con el sistema de improvisación vocal mawawil. Su canción más famosa fue cantada en dialecto libanés, célebre por su dulzura. Se llama Lebnan ya ot3et sama (لبنان يا قطعة سما | Líbano, ¡oh pedazo de cielo!).
En esta ocasión nos acompaña Paola Zuart, integrante del Centro de Investigación para la Paz México (CIPMEX). Es licenciada en Relaciones Internacionales por parte de la Universidad Iberoamericana y estudiante de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene estudios en derecho penal internacional y derecho internacional humanitario por la universidad de Leiden, y estudios en derechos de la mujeres por la universidad de Stanford. Ha sido asesora legal en la consultora Crossing enfocada en asuntos políticos. Actualmente colabora en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en el área de Coordinación Política. Síguela en Twitter como @paolazuart. ¡Bienvenida, Paola!
CIPMEX se ha enfocado en construcción de paz, violencia estructural de género, extremismos violentos y terrorismo. Tiene el objetivo de contribuir con investigación para la generación de conocimiento destinado a entender mejor el fenómeno de la falta de paz en México y en otras partes del mundo, así como sus efectos en nuestra sociedad con el fin último de traducir ese conocimiento en el diseño de propuestas y medidas concretas dirigidas al sector público, al sector privado, al sector social, a la academia, a los medios de comunicación y a la sociedad en general. Síguenos en Twitter como @cipmexac. Muchas gracias por darme la oportunidad de colaborar con un artículo tan interesante y aprender de ti a lo largo de su elaboración. Ha sido un honor poder escribir del tema. Gracias por la invitación y por considerar al equipo de CIPMEX.
Vamos al tema de hoy.
Demasiada falta de fe en la organización de mundiales
Que Qatar tenga un velo de desconfianza para organizar el Mundial FIFA de 2022 es más que sabido. Las polémicas de sportswashing, trato a la comunidad LGBT, brutalidad con trabajadores migrantes, la temperatura sofocante del clima desértico en verano, la corrupción para ganar votos… la lista es bastante larga. De todos modos el show debe de continuar y Qatar se apresta para recibir el primer campeonato mundial en el Medio Oriente.
Las dudas sobre si un país es apto para tener el Mundial FIFA no son nuevas. Prácticamente tienen desde su misma concepción, y quienes las dicen son personas localizadas en Europa Occidental. Sí, el eurocentrismo tiene también su reflejo. Te dejamos una lista con los principales casos:
- Uruguay 1930: Estaban todavía los estragos del crack de la bolsa de Nueva York en 1929 y Europa pasaba por una grave crisis económica. Tuvo que desairar esta invitación porque no podía permitirse un viaje en barco hasta el Cono Sur.
- Brasil 1950: Brasil no era el del problema per se, sino que todo el mundo acababa de despertar de la II Guerra Mundial. Países ya clasificados se vieron obligados a retirarse cuando ya estaba hecho el sorteo, como India (más información, aquí) y Turquía (aquí lo ves). Por eso quedó un sorteo tan descompensado, que dos grupos tenían cuatro equipos, un grupo tenía tres y otro apenas tenía dos.
- Chile 1962: Chile sufrió el peor terremoto de la historia en 1960 (aquí puedes leer más al respecto) e insidias de periodistas sin escrúpulos despertaron las alarmas sobre si Chile estaba preparado.
- Alemania 1974: Al igual que la edición anterior de México, tocaba en un país que también había albergado los Juegos Olímpicos. Para su mala fortuna, en la inauguración de la justa olímpica en Múnich hubo un atentado hacia la delegación de Israel (más información en este texto), por lo que el ambiente fue por demás tenso, más cuando se supo que habría un partido entre Alemania Oriental y Alemania Occidental en Berlín (historias sobre este futbol se pueden ver aquí).
- Argentina 1978: Argentina acababa de sufrir un golpe de estado que trajo a la junta militar del general Jorge Rafael Videla. La pasión de los argentinos jamás ha estado en entredicho, pero el repudio mundial hacia la dictadura era tal que estrellas como Johann Cruyff se negaron a viajar ahí.
- México 1986: En realidad México entró al quite por la renuncia de Colombia a organizar el mundial, pero teníamos un país con dificultades económicas y encima con un terremoto que golpeó la capital.
- Estados Unidos 1994: ¿Cómo se realizaría un mundial en un país donde el futbol no es ni siquiera uno de los deportes más populares? Para muestra, digamos que la inauguración entre Alemania y Bolivia fue seguida en todo el mundo, pero en Estados Unidos estaban más atentos a la persecución del ex estrella de la NFL, O.J. Simpson.
- Sudáfrica 2010: En este caso las dudas estaban en la premura para tener los estadios a tiempo y la desigualdad de una sociedad que llevaba menos de 20 años sin el régimen del apartheid (más información aquí).
- Brasil 2014: Brasil se aventó el paquete de Mundial + Olímpicos justo cuando declinaba el despertar de los países BRICS. También había críticas hacia el maquillaje social, es decir, ocultar las poblaciones de estratos más bajos para no comprometer la imagen pública.
- Rusia 2018: Además de la corrupción evidenciada por el escándalo FIFAGate, Rusia tampoco mira con buenos ojos a las comunidades LGBT además del racismo en ciudades como San Petersburgo.
Con las competencias continentales sucede lo mismo, pero lógicamente no nos enteramos en muchos casos. Podemos mencionar por ejemplo la Copa América de Colombia 2001, cuando el país cafetalero sufría de una ola de violencia del narcotráfico (aquí puedes saber más). También puede ser el desorden que implicaba celebrar la Copa Asiática en 2007, cuando cuatro países del sureste asiático fueron coanfitriones. Aquí se erigió campeón Irak contra todos los pronósticos (veremos más adelante esa historia). ¿Qué nos dices de los casos de racismo en Polonia y Ucrania para la Eurocopa de 2012? Podríamos seguir también con los casos de violencia separatista de Cabinda para la Copa Africana de Naciones en Angola 2010 que propició el retiro de Togo por culpa de un ataque con ametralladora, o la corrupción escandalosa de Guinea Ecuatorial para el 2012 y 2015 (ya hablé al respecto).
La historia que veremos es precisamente sobre la Copa Asiática. Era el año 2000 y esta edición iba hacia un país que pudo haber dejado de existir con la sarta de conflictos que enfrentó. Pocos en Asia daban esperanzas para su íntegra celebración, y la FIFA también tenía dudas sobre si habría éxito. Afortunadamente, no solamente se logró realizar, sino que extraoficialmente fue el despertar de este país en el Levante. Nos vamos a Líbano.
La apasionante historia de Líbano
Líbano ha sido reconocido históricamente como un crisol de comunidades cristianas y musulmanas. Este país fue ocupado por el Imperio Otomano desde 1516 hasta 1918. Después del colapso del Imperio Otomano al final de la I Guerra Mundial, Líbano pasó a ser ocupado por los Aliados para ser administrado por Francia. En 1923, la Liga de las Naciones le otorgó formalmente la administración de Líbano y Siria a este país. Los maronitas, un grupo tradicionalmente a favor de los franceses, aceptaron este cambio.
Durante los siguientes veinte años, mientras Francia tenía la administración, los maronitas siempre se vieron favorecidos. No obstante, con la expansión que Líbano tuvo después de la guerra, el balance poblacional tuvo varios cambios. Uno de ellos fue que, aunque los maronitas seguían siendo un grupo considerable, ya no representaban una mayoría en el país. Con esto, la población estaba dividida casi de forma equitativa entre cristianos y musulmanes. En 1956, se realizó un censo en el que se demostró que de una población total de 1.411.416, el 54% eran cristianos y el 44% musulamanes. Sin embargo, los datos no son del todo confiables ya que estaba basado en programas de gobierno que no solían excluir a musulmanes.
Es importante destacar que un sector importante no quería ser gobernado por Francia, ni ser parte de un Líbano independiente, sino que querían formar parte de un estado sirio o árabe. Para disminuir dichas tensiones, se determinó en la Constitución del Líbano Moderno establecida en 1926 que cada grupo debía ser representado de forma equitativa en las oficinas públicas para tener un balance de poder entre los distintos grupos religiosos. Sin embargo, Francia buscó que el dominio político lo tuvieran sus aliados cristianos. Buscando que esto se cumpliera, se determinó que el presidente debía ser cristiano y el primer ministro musulam suníes. En este mismo espíritu, la Constitución le entregó al presidente poder de veto sobre cualquier legislación aprobada por el parlamento.
En 1940 en el marco de la II Guerra Mundial el gobierno de Vichy asumió el poder sobre el territorio francés, mismo gobierno que permitió a la Alemania Nazi mover a sus aeronaves y suministros de guerra a través de Siria para ser usados en Irak en contra de las fuerzas británicas. Inglaterra, temiendo que la Alemania Nazi adquiera control absoluto sobre Líbano y Siria presionando al gobierno de Vichy, envió a su ejército a Siria y a Líbano. Por cierto, tenemos un texto sobre el futbol francés durante este periodo. Lo puedes leer aquí.
El 26 de noviembre de 1941, se anunció que Líbano sería independiente bajo la autoridad del gobierno libre francés. En 1943 se celebraron las primeras elecciones, con los nacionalistas obteniendo la victoria. Este nuevo gobierno hizo ciertas reformas constitucionales que eliminaron todo rastro de influencia francesa, acto que fue objetado por los franceses y los llevó a arrestar al presidente y a casi todo su gabinete. Esto dio pie a una insurrección, seguida de una intervención diplomática británica. Asimismo, Francia restauró el gobierno y le transfirió poder a los británicos.
Es así que aunque la independencia había sido proclamada desde el 22 de noviembre de 1943, fue hasta otra crisis en 1945 que se llegó a un acuerdo con el que se logró la retirada de las tropas francesas y británicas. Después de que la guerra terminó en Líbano, el General Charles de Gaulle visitó la zona y como respuesta a la presión interna y externa, reconoció la independencia de Líbano, acto completado en 1946.
Desde la independencia, la historia de Líbano ha estado marcada por períodos alternantes de estabilidad y prosperidad. Esto fue en parte gracias a la posición de Beirut como un centro para el libre comercio. Por dicha razón, la ciudad también se convirtió en una locación primordial para instituciones de comercio internacional, finanzas y turismo. Fue así que Beirut recibió el nombre de “París del Medio Este”.
Historia del futbol en Líbano
El futbol llegó a Líbano mientras formaba parte del Imperio Otomano y encontró terreno fértil en el Colegio Protestante Sirio (actualmente la Universidad Americana de Beirut). La ventaja que tenían las políticas de ese entonces es que había libertad para poder practicar el deporte que quisieran mientras no fueras turco, entonces con una religión diferente y una etnia distinta, pudo empezar a florecer. Por cierto, tenemos un texto con la situación del futbol turco en sus inicios gracias a las clases educadas. Aquí lo puedes leer.
El futbol todavía creció mientras Líbano estaba bajo el mandato de Francia y tuvo el refuerzo de la migración armenia. De pronto este deporte tenía la reputación de ser una ocupación de la élite y se jugaba más bien en las escuelas cristianas. En la década de los año 30 se intentó fundar la federación de futbol, y ahí comenzaron los problemas por la diferencia entre comunidades. al-Riyadi (الرياضي), de origen musulmán sunní, fue el de la iniciativa, pero tuvo el rechazo de al-Nahda (النهضة, en francés, Reinassance), de la comunidad griega ortodoxa.
No tardó mucho tiempo en haber discordia; de hecho, en 1933, 13 equipos se reunieron para fundar la Federación de Futbol de Líbano, siendo así la quinta más antigua en el Medio Oriente, mientras que solamente la similar de Egipto es más veterana en el Mundo Árabe. La liga nació al año siguiente. Hubo una selección beirutí que enfrentó en 1935 a clubes rumanos como el Timișoara y Unirea Tricolor de Bucarest (éste último desaparecido durante la dictadura de Ceaușescu; más información aquí) y el todopoderoso austriaco Admira de Viena, mientras que Líbano era el escenario ideal para que los clubes judíos del Mandato Británico de Palestina como los Maccabim de Tel Aviv (מכבי תל אביב), Petah Tikva (מכבי פתח תקווה) y Haifa (מכבי חיפה) disputaran amistosos.
Hubo un intento de organizar un partido entre el ejército francés y el británico que estaban en Medio Oriente, pero la inminente caída de Francia a manos de los nazi dio al traste con el plan. Bueno, el orden de los factores no altera el producto, así que se mantuvo en pie el encuentro, excepto que sería un partido de oriundos: una selección del Mandato de Palestina contra Líbano. Se jugó en 1940. El marcador se saldó 5-1 a favor de los judíos. Este es el primer partido oficial de Líbano, ya que Palestina había disputado las clasificatorias para los mundiales de Italia y Francia.
Los clubes comenzaron a surgir y tendían a identificarse con las principales comunidades en Líbano. Además de los mencionados al-Nahda y al-Riyadi, los acompañó al-Hekmeh (الحكمة, o Sagesse), club de cristianos maronitas. En Beirut ya no había espacio para más equipos, entonces otro club sunní llamado al-Ansar (الأنصار) se tuvo que ir hacia el sur, ya en las faldas del Monte Líbano. Conforme fue creciendo la capital, se integró a la capital, y poco a poco se coció la mayor rivalidad del futbol libanés. Sin embargo, la década de los sesentas está caracterizada por el dominio de los clubes de la comunidad armenia, el Homenmen (هومنمن, ՀՄՄ) y el Homenetmen (هومنتمن, ՀՄԸՄ); entre 1949 y 1963 ganaron 11 de 16 ligas en conjunto (más información aquí).
Mientras tanto, la selección no pasaba de perder amistosos contra Siria. Durante los años cincuenta hubo una tendencia curiosa: Líbano enfrentó a equipos del bloque del Este. Destaca el partido contra la mítica Hungría en febrero de 1956 (derrota 1-4 con doblete de Puskás Ferenc). Es que el presidente de la Federación Libanesa de Futbol había visitado El Cairo dos años antes y coincidió que hubo un partido entre húngaros y egipcios y pactó el partido (aquí puedes leer más información sobre la curiosa relación entre Hungría y Egipto en futbol y política). En 1957 hubo partidos contra clubes que dominaban las ligas europeas socialistas, como el Dinamo Moscú (Динамо Москва) de la Unión Soviética, el Dynamo Leipzig de Alemania Oriental, el Spartak Trnava de Checoslovaquia y Energia Flacăra Ploiești de Rumania; con estos últimos fue la inauguración de su Estadio de Beirut. ¿Por qué tanto acercamiento hacia el bloque socialista? Porque era la decisión natural del presidente Camille Chamoun (كميل شمعون) ante el apoyo de Israel por parte de Estados Unidos.
Líbano se afilió a la Confederación Asiática de Futbol (AFC) en 1964 y de inmediato se volvió en el organizador por excelencia de torneos de futbol de la región. Aquí se disputó la primera edición de la Copa Árabe (1963), la segunda edición de los Juegos Panárabes (1957), una justa de los Juegos Mediterráneos (1959) y el Torneo de la Feria de Trípoli (1964). Como primeros resultados, podemos decir la conquista de este último campeonato y el bronce en esos Juegos Panárabes más la Copa Árabe. Precisamente aquí Líbano obtuvo las victorias más holgadas de su historia: un 6-0 contra Kuwait y un 7-1 contra Arabia Saudita. Por si no hubiera quedado clara la mano armenia, en esta etapa Líbano fue dirigida por Joseph Nalbandian (جوزف نالبنديان, Ջոզէֆ Նալբանդյան) y la mayoría de sus goles fueron marcados por Mardik Tchaparian (مارديروس تشبريان, Մարդիկ Ճապարյան), el “Puskás libanés”. En 1971 se quedó a un partido de clasificar a la Copa Asiática de 1972.
Parecía cuestión de tiempo para que Líbano despuntara en el futbol. En 1974 al-Nejmeh se dio el lujo de vencer al campeón de la URSS, el Ararat (Արարատ, Арарат). Este es hasta la fecha el único club armenio en ganar la liga soviética y los armenios seguían siendo influyentes en la vida diaria libanesa, por lo que el partido ocurrió por ahí. En 1975 Pelé recaló en Beirut para jugar un encuentro amistoso contra un conglomerado de lo mejor que ofrecía Líbano. Todo era felicidad. Lástima que una semana después se desató la Guerra Civil y ese futuro prometedor se fue al garete.
Origen de la Guerra Civil
La Guerra Civil libanesa tuvo su origen en los conflictos políticos que se comenzaron a gestar después de la derrota del Imperio Otomano; sin embargo, dichos conflictos fueron exacerbados por los cambios demográficos de la región, por los problemas entre los grupos religiosas y por la proximidad a Siria, Israel, y a la Organización para la Liberación de Palestina (منظمة التحرير الفلسطينية | Munaẓẓamat at-Taḥrīr al-Filasṭīniyyah, OLP).
Para entender el origen de este conflicto armado es imprescindible recordar que, para 1975, Líbano era un país con una gran diversidad religiosa y étnica. La mayoría de los grupos dominantes eran cristianos maronitas, cristianos ortodoxos, musulmanes sunitas y musulmanes chiitas. También había minorías de kurdos, armenios, drusos, y refugiados palestinos. Estas comunidades comenzaron a competir no solamente en el ámbito espiritual, sino también en lo político, económico y hasta por el sentido de identidad de la nación. Todo esto se daba bajo un contexto regional del auge del panarabismo.
Líbano ya vivía un fuerte debate nacional, pero la situación se tornó más complicada con el conflicto árabe-israelí y con la presión demográfica y política que representaban los miles de refugiados palestinos que llegaron a Líbano. Los maronitas consideraban que la entrada masiva de refugiados palestinos podía poner en peligro la identidad fenicia y su posición dominante. A pesar de ello y a pesar de los intentos del presidente Charles Helou (شارل الحلو) de mantener la neutralidad, Líbano aceptó que milicias palestinas se establecieran en su territorio para atacar a Israel desde dicha ubicación.
No obstante, el problema comenzó a agravarse con la llegada de la dirección de la OLP y miles de refugiados palestinos más después de su expulsión de Jordania en 1971 (para saber más de Palestina, haz clic aquí y sobre la historia de Jordania aquí está el texto). La OLP llegó a tener tanto poder en el sur del país – desde donde lanzaba ataques constantes contra Israel – que dicha zona recibió el apodo de Fatahland, por el principal partido palestino dentro de la OLP.
La organización palestina tenía el apoyo de una parte importante de la población libanesa; particularmente musulmanes, la minoría drusa y movimientos de izquierda, quienes formaron el Movimiento Nacional Libanés (الحركة الوطنية اللبنانية | al-Harakat al-Wataniyya al-Lubnaniyya o Mouvement National Libanais, MNL) de corte islamo-progresista. Por otro lado, las milicias cristianas conformaron el Frente Libanés (الجبهة اللبنانية | al-Jabha al-Lubnaniyya o Front Libanais), organizadas en torno al partido conservador Falanges Libanesas y la formación Fuerzas Libanesas que tenían el apoyo de Israel. Los enfrentamientos entre dichos grupos comenzaron a ser constantes. El Frente Libanés busca evitar que la OLP aumentara su influencia en el Líbano. Simultaneamente, respondía a los ataques de la organización Palestina y sus aliados contra Israel.
La violencia incrementó de forma precipitada el 13 de abril de 1975. A pesar de la violencia ocasional, muchos datan el comienzo de la guerra civil a este momento en el que los falangistas atacaron un autobús que trasladaba a palestinos a un campo de refugiados en Beirut. Este acontecimiento desencadenó una serie de represalias cruzadas entre el Movimiento Nacional y el Frente Libanés. Fue así que lo que había sido un ciclo de violencia intermitente se convirtió en una batalla general entre los falangistas y el Movimiento Nacional Libanes.
La Guerra Civil que casi acaba con Líbano
Este conflicto armado de dieciséis años tuvo repercusiones fatales a nivel nacional pero también individual: se estima que se perdieron 100.000 vidas; 100.000 personas sufrieron heridas que los dejaron discapacitados; y aproximadamente 900.000 se vieron obligados a desplazarse de sus hogares.
Eventualmente entraron actores externos al conflicto, dos de gran importancia fueron Siria e Israel. En este momento de la historia, Siria era gobernada por el dictador Hafez al-Asad (حافظ الأسد) quien consideraba a Siria y al Líbano como un único territorio. Bajo esta ideología, utilizó la excusa de defender la unidad de Líbano para intervenir. De igual modo, buscaba evitar la posible expansión de Israel hacia el norte, controlar la resistencia palestina y sustituir al ejército libanés.
Por otro lado, poco tiempo después, Israel también intervinó buscando defender su territorio de los ataques de la OLP. Fue así que en 1978, el gobierno israelí implementó la operación Litani (מבצע ליטני) como respuesta a la intervención siria. Esto también fue hecho con el objetivo de eliminar a las milicias palestinas del sur de Líbano. La entrada de Israel en la guerra, hizo que ésta se desplazara hacia el sur del país y que la ONU creara la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para Líbano con la finalidad de garantizar la retirada de Israel y restablecer la paz. Dicho plan no funcionó, y sería una señal de los fracasos posteriores en Somalia (más información aquí), Rwanda (aquí) y Yugoslavia (aquí), por citar algunos ejemplos.
El 6 de junio de 1982 las fuerzas israelíes llegaron hasta los suburbios de Beirut y sitiaron la capital, dando lugar a la operación Paz en Galilea (מבצע שלום הגליל). Ayudados por fuerzas cristianas, las fuerzas israelíes llegaron en poco tiempo a la capital y empujaron a las tropas sirias al interior del país. Fue entonces cuando Israel sitió la capital, dejando encerrados a miles de soldados palestinos, sirios y libaneses en lo que se conoce como la guerra de los Cien Días.
La presión de los países árabes después de tres meses de ataques y las imágenes de bombardeos y muertes de civiles hicieron que Estados Unidos impulsara un alto al fuego. A cambio de que la OLP abandonara el país, se evacuaría a los soldados sirios y palestinos, proceso que sería respaldado por una fuerza multinacional temporal integrada por soldados británicos, italianos, franceses y estadounidenses. La retirada de la OLP dejó un vacío de poder importante del lado islamo-progresista. Esto dio pie al surgimiento de una nueva fuerza islamista chií: Hezbolá (حزب الله). Eso lo veremos después.
En agosto de 1982, Bashir Gemayel (بشير الجميل), el joven líder falangista que había unificado a las milicias maronitas, fue electo presidente pero tres semanas después fue asesinado en un bombardeo. Dos días después, las milicias libanesas cristianas tomaron represalias por la muerte de Gemayel masacrando a cientos de palestinos en Sabra (صبرا) y Chatila (شاتيلا), campos de refugiados ubicados al sur de la capital.
A partir de este momento, los bandos comenzaron a mutar: las milicias estallaron en numerosas fracciones con alianzas cambiantes y apoyos extranjeros. Los enfrentamientos también crecieron en número y la guerra dejó de ser solamente de índole religioso. Dentro de los cambios que hubo en los bandos, es relevante mencionar que, con la salida de la OLP, el Movimiento Libanés pasó a ser el Frente Nacional de Resistencia Libanés (جبهة المقاومة الوطنية اللبنانية | Jabhat al-Muqawama al-Wataniyya al-Lubnaniyya, o Front National de la Résistance Libanaise (FNRL)). Del bando islamo-progresista se derivaron una decena de milicias enfrentadas entre sí. Dicha ruptura provocó la guerra de los Campos en 1984. Este suceso tuvo lugar en los asentamientos de refugiados palestinos. Al mismo tiempo, las milicias drusas combatían al Ejército estatal libanés y a las Falanges Libanesas en la guerra de las Montañas. Por otro lado, el Frente Libanés crisitano mantuvo unidad. No obstante, también surgió un Ejército del Sur de Líbano, compuesto por maronitas apoyados por Israel.
Ahora bien, es imprescindible comentar que, durante este lapso de tiempo, las fuerzas de mantenimiento de paz que habían sido enviadas a Líbano en 1982, sufrieron causalidades. Entre ellas, destaca la destrucción de la embajada estadounidense en un atentado en abril de 1983 y ataques suicidas en la sede de los agentes de mantenimiento de la paz. Ante estos hechos, las fuerzas estadounidenses se retiraron en 1984.
Para 1986 –y hasta 1989– Líbano se había convertido en una sociedad de guerra en la que el país se estaba desintegrando. Este período también estuvo acompañado de un declive de muchas de las instituciones del país y el colapso de la libra libanesa, lo que causó inflación y graves problemas económicos. El Primer Ministro de Israel Shimon Peres (שמעון פרס) acuñó la palabra “libanización”, término peyorativo que indica una especie de balcanización sin que haya fractura interna de fronteras, solamente grupos que toman el control.
En 1988, el parlamento no podía llegar a un acuerdo sobre la elección de un nuevo presidente. Como resultado, se nombró al general Michel Aoun (ميشال عون), un maronita y líder de lo que quedaba del ejército líbanes para actuar como primer ministro en Beirut del este. No obstante, el primer ministro Selim el-Hoss (سليم الحص) formó una administración rival principalmente musulam en Beirut del oeste. Fue así que Líbano no tenía presidente pero sí dos ministros y dos gobiernos separados en competencia Precisamente el-Hoss volvió a pedir ayuda a Siria para que interviniera en el conflicto. Poco tiempo después, en febrero de 1989 Aoun lanzó una ofensiva contra las milicias cristianas e impulsó una “guerra de liberación” para expulsar a las fuerzas sirias.
El 22 de octubre de 1989, hubo una reunión en la ciudad saudí de Taif (الطائف). Aquí surge la figura del magnate libanés Rafic Hariri (رفيق الحريري), empresario enriquecido en Arabia Saudita. La mayoría de los integrantes del parlamento libanés estuvieron presentes y aceptaron un paquete de reformas constitucionales que consolidaron el reparto de poderes entre las comunidades: el presidente del país, cristiano maronita, perdía peso en favor del primer ministro, suní, y del presidente del Parlamento, chií. También se acordó una amnistía para quienes participaron en la guerra y el desarme de todas las milicias, que se incorporarían al Ejército nacional. La excepción fue Hezbolá, que fue considerada una fuerza de resistencia ante la ocupación israelí por la presión de Irán en las negociaciones y que después nunca se ha desarmado. Además, la presencia siria se aceptó como garante del proceso de reconstrucción del país.
No obstante, Aoun no aceptó este acuerdo temiendo una invasión siria. Esto ocasionó que en octubre de 1990, Siria, respaldado por Estados Unidos y grupos libaneses pro-Siria, atacaron el palacio presidencial y forzaron a Aoun a refugiarse en la embajada francesa en Beirut para después exiliarse en París. Es así que se considera el 13 de octubre de 1990 como la fecha en la que la guerra civil llegó a su fin. De igual modo, se reconoce la importancia del papel de Siria para que dicho conflicto armado terminara.
Venía la reconstrucción. El dinero de Harari fue un bálsamo. A punta de billetazos, negociaciones con el FMI, discursos en la ONU y amistades con políticos internacionales de peso, Mr. Lebanon fue Primer Ministro… y de paso Ministro de Finanzas. De él fue la reconstrucción del centro de un Beirut destrozado por las milicias.
Recuperación de Líbano en el futbol
Conforme el terror fue cediendo en Líbano, las actividades regresaron poco a poco a la normalidad. El futbol fue lo primero que más o menos dio solaz a la sociedad. Habían pasado casi 14 años sin que hubiese condiciones para disputar un campeonato de liga. En esta temporada 1989-90 todavía podías ver las tensiones en las gradas por peleas entre cristianos, musulmanes, drusos… Por eso casi la mitad de los equipos perdieron puntos en la mesa. La situación llegó a ser tan rocambolesca que se canceló justo a la mitad y se decretó que el campeón llegara a ser el que tenía más puntos, que era al-Ansar. ¿Quién lo diría? Este club que apenas se había podido meter a primera en 1969 había ganado su primer campeonato. Eso era un preludio de que las cosas habían cambiado.
Durante los años 90 hubo un solo campeón, al-Ansar. Hasta 1999 instauró el récord Guiness de más temporadas consecutivas ganando la liga, con 11 (el Skonto letón lo rompió en 2002 y hasta la fecha lo tiene). Esto también tiene su razón de ser, el dinero a raudales de Rafic Hariri. El empresario libanés enriquecido en Arabia Saudita jugó un papel clave en la reconstrucción de Líbano. Él apoyó a al-Ansar, y si bien su origen era la comunidad musulmana suní, estas constantes victorias le granjearon la simpatía de todos alrededor del país, justo como el carisma de Hariri. Muchas veces ganaba bien este club, pero las que no, bastaba una ayuda del árbitro para ello a veces de manera descarada.
La selección de Líbano tampoco la tuvo sencilla. Así como en la Guerra Civil, los libaneses pendieron de un hilo. Estuvieron activos como pudieron durante esos años oscuros. Apenas un total de nueve partidos en 11 años. Y encima lejos de casa. El estadio de Beirut, ahora conocido como Camille Chamoun, era un cuartel militar más y, claro, estaba hecho añicos. Solamente pudo jugar una eliminatoria a la Copa Asiática y la Copa Árabe de 1988. Se inscribió para clasificarse a México 1986. ¿Cuál fue el problema? Que se veían obligados a jugar en Kuwait. Sin apoyo, sin certeza de su futuro y con un futbol paralizado, Líbano cayó durante cuatro juegos con marcadores sórdidos. Antes del quinto se retiraron, y la FIFA anuló sus resultados.
Por lo anterior, se dice que en realidad debutó para Estados Unidos 1994. Desde su afiliación a la FIFA (1936) hasta su partido contra India el 7 de mayo de 1993 pasaron 57 años, la espera más longeva de todas; esta marca duró hasta Francia 1998, cuando Filipinas la superó con 68 años. Para tanta inactividad oficial, no tuvo un mal desempeño: dos triunfos, cuatro empates y dos descalabros en un grupo con Hong Kong, India, Bahréin y Corea del Sur para quedar en tercer lugar de su pelotón.
Quien emprendería el verdadero despertar de Líbano de su letargo fue Terry Yorath. Estuvo a punto de llevar a su Gales a Estados Unidos 1994, pero un penal fallado en el último minuto los apartó de manera cruel. La federación de futbol fue muy ingrata con él y no lo renovó después de casi consumar esa gesta. Estaba en el Cardiff City digiriendo esta injusticia, una familia a punto de separarse y el dolor por la muerte de su hijo cuando le pidieron que dirigiera a los libaneses. Para lidiar con esa soledad, aceptó. De inmediato se puso manos a la obra.
Llegó siendo muy radical y con tendencia a la ira; tuvo que aprender a tranquilizarse, porque alzar la voz podía costar la vida. Acostumbrado a una vida donde el sí es sí y el no es no, le desbalanceó el que en Líbano un sí podía ser un sí o un no. Luego estaba la barrera del idioma. No todo mundo hablaba inglés y su traductor tenía que hacer malabares para traducir del inglés al árabe vía ruso y viceversa. A eso le agregamos las diferencias de la población. ¿Cómo pones a jugar a musulmaes suníes, a musulmaes chiíes, a cristianos maronitas, a drusos y a armenios, más cuando estaban recientes las cicatrices de la Guerra Civil? El libanés es muy orgulloso y le cuesta reconocer que se equivocó. Esa obstinación para que sus jugadores aceptaran sus errores le enseñó la paciencia. Y solamente cuatro clubes de 14 tenían canchas con pasto; el futbol libanés todavía tenía muchas leguas para la profesionalización y todos tenían un trabajo que mantener.
Con todo esto en contra, Yorath logró sacar agua del pozo. En un país altamente politizado y con un concepto de nación lesionado, él se negó a que la Guerra Civil pervirtiera su gestión manteniéndose a un lado de manera prudente. Convocó a los jugadores con base en cuán bien jugaban y no en cuál religión profesaba. Los resultados no tardaron en llegar. Líbano se quedó a un punto de clasificar a la Copa Asiática Emiratos Árabes Unidos 1996. En amistosos tuvo excelentes desempeños, en cuyos resultados destacaba un sensacional empate a tres goles con Chequia que había sido caballo negro en la Eurocopa de Inglaterra, más una victoria 1-0 sobre Jordania. Se colgaron el bronce en los Juegos Panárabes de los que fueron sede. El final de su gestión supo a demasiado poco, con apenas cuatro puntos en un grupo con Singapur y Kuwait en la eliminatoria de Francia 1998. Finalmente, Yorath se marchó en 1997.
El legado de Terry Yorath es inconmensurable. Hasta la fecha, todavía lo extrañan. Estadísticamente hablando, es hasta el momento el mejor DT que haya pasado por el banquillo de los Cedros, con 21 victorias en 40 encuentros. Pasó de las profundidades del ránking hasta un respetable lugar 91. Ese salto de 60 posiciones (10 en febrero de 1997) le valió ser considerado alguna vez como el equipo del mes en la AFC. Sonreímos también al darnos cuenta que durante tres meses Líbano estuvo mejor colocado que Gales. ¡La venganza es un plato que se sirve frío!
Aunque Yorath ya no estaba, había todavía una razón de peso para mantener ese optimismo en Líbano: serían sede de la Copa Asiática de Futbol.
Copa Asiática 2000: Líbano reconstruido
No era una empresa sencilla. En frente estaba China, un país que de pronto se daba cuenta que había un deporte que entusiasmaba a millones. Los estadios no eran un problema para ellos y la organización podía ser precisa si se lo proponían. El crecimiento económico era muy sostenido. Ellos mismos se pusieron el pie, cuando Jiang Zemin (江泽民) impuso medidas económicas y militares que pusieron los pelos de punta por toda Asia.
Con todo y esa merma, la candidatura seguía luciendo bastante fuerte ante un país que estaba apenas de vuelta. Por eso ese congreso de la AFC de 1996 en Kuala Lumpur fue bastante sorpresivo cuando se anunció que Líbano era la sede. ¡Nadie lo podía creer! Bueno, es que no lo logró por sí solo. Todo el bloque árabe le dio apoyo incondicional, lo cual es el 25% de las votaciones, y en particular inclinó la balanza la campaña del miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA, el qatarí Mohammed bin Hammam (محمد بن همّام). El temor hacia China hizo el resto.
Había mucho trabajo por hacer. Como les tocó organizar los Juegos Panárabes en 1997 el arreglo del estadio Camille Chamoun ya era una tarea cumplida. Faltaba construir dos estadios más que estuvieran a la altura. Se escogió a Trípoli en el norte y Sidón en el sur. Esta última ciudad estaba en el sur de Líbano y mientras se preparaba, hubo un atentado en la carretera de Jezzin. Es la muestra de que la seguridad fue un dolor de cabeza a lo largo de la carrera. Encima el gobierno tuvo que recortar el gasto en la Copa Asiática por alrededor de la mitad (18,5 millones de libras esterlinas). Las preocupaciones escalaron hasta el ex presidente de la FIFA Joseph Blatter. El presidente de Líbano Émile Lahoud (اميل لحود) tuvo que calmar las aguas en más de una ocasión y asegurar que su país podría con ello.
Mientras tanto, Líbano tenía que dar una cara mucho más competitiva para que no fueran comparsas en casa. Confiaron en el croata Josip Skoblar, leyenda del Olympique de Marsella. No fue difícil que le dieran 625.000 libras esterlinas para que se fuera a dar la vuelta al mundo a convencer a la paisaniza libanesa de vestir la camiseta de su país, aprovechando que FIFA relajó el criterio para la naturalización. Así llevó el australiano Michael Reda. Todo se completó con cinco brasileños que jugaban en la liga libanesa: Jadir, Newton, Luis Fernandes, Marcílio y Gilberto. Para que te des una idea, hay más libaneses en Brasil que en Líbano (hasta 7 millones contra 4 millones, de acuerdo a cifras más optimistas). También confió en un joven del humilde Tadamon Sour (التضامن صور) llamado Roda Antar (رضا عنتر); tenía todo un futuro por delante.
Todo estuvo a punto de tirarse por la borda en la víspera de la inauguración. Un avión israelí pasó rozando los edificios de Beirut. Era un recordatorio de que la crisis política del Medio Oriente aún estaba reciente. Se dice que en la transmisión del primer partido entre Irak y Tailandia hubo un corte para dar de manera casual la noticia del linchamiento de dos ciudadanos de Israel en Ramallah. Esto no lo supieron en el estadio, que tenía un cordón del ejército cuatro horas antes para garantizar el orden. Émile Lahoud contuvo la respiración, ahí estaba Blatter. ¡Comienza el show!
Líbano tuvo un grupo difícil, con los iraquíes y los tailandeses. Por si fuera poco, comenzaban su camino con Irán, selección que se beneficiaba de las lecciones que Karim Bagheri (کريم باقری) recibía en Europa. El pánico escénico les amargó el debut y cayeron 0-4. El siguiente partido con Irak tampoco daba muchas esperanzas, ya que perdían 0-2 al minuto 22. De pronto, Abbas Chahrour (عباس شحرور) marcó un soberbio gol de volea para meterse al partido y Moussa Hojeij (موسى حجيج) empató los cartones al 75’. Todas las esperanzas estaban en el duelo final contra Tailandia. Una victoria podía mandarlos a una posible clasificación como mejor tercero. El gol de Luis Fernandes fue insuficiente para poderlos vencer. Con un 1-1, ambos quedaron eliminados. Tal vez Líbano haya sido un anfitrión débil futbolísticamente, pero ¡hey!, sí podían competir.
¿Qué sucedía en el resto del torneo? Corea del Sur tuvo un comienzo decepcionante y si se metió a cuartos fue por ganarle a Indonesia y sacar boleto como mejor segundo. Japón dijo presente con golizas a Arabia Saudita (4-1) y Uzbekistán (8-1). Los surcoreanos se midieron a Irán en una final adelantada, y los propulsó a semifinales un gol de oro de Lee Dong-gook (이동국), quien sería goleador de esta copa. Arabia Saudita recompuso el camino para llegar hasta el final contra Japón. En una revancha no solamente de fase de grupos, sino de la Copa Asiática 1992, no pudo vencer de nuevo, mientras que Japón conquistó su segundo trofeo continental. Con ese silbatazo final, Líbano se dijo satisfecho por lograr la reconstrucción simbólica en forma de torneo deportivo.
Actualidad de Líbano: desatándose del pasado
Con una sociedad dividida después de quince años violencia, vinieron nuevos desafíos después de la guerra. Se necesitaban rehacer las instituciones, abordar la crisis económica y atender a los desplazados y refugiados. Además, el desarrollo de la Segunda República seguía teniendo un vínculo estrecho con el ambiente exterior, es decir, con Siria e Israel. Israel no se retiró sino hasta 2000 por el desgaste que tenía en sus escaramuzas con Hezbollah. Mientras tanto, Siria todavía mantuvo su influencia de manera constante en distintos aspectos: económico, comercial, cultural, educativo, entre otros. Al final, el asesinato de Rafic Harari desembocó en la presión para que eventualmente se retirara en 2005.
Desde la guerra civil, Líbano se ha mantenido al borde del precipicio y gobernado por élites corruptas que no han podido corregir el rumbo del país después de haber sido partes activas del conflicto. En realidad, la amnistía y el reparto de poder acordados en Taif facilitaron la participación en la política de los señores de la guerra. Con estas condiciones, las nuevas élites construyeron redes clientelares para beneficiarse de sus posiciones. Por ejemplo, Michel Aoun llegó a ser presidente en 2016 después de haber hecho política después de su exilio.
Como consecuencia de estos hechos, Líbano sigue arrastrando una grave crisis política y económica que se refleja en las estadísticas: puntúa 25 sobre 100 en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia internacional y ocupa la posición 146 de 163 en índice de paz global del Instituto para la Economía y la Paz. Los jóvenes no tienen acceso a educación de calidad, hay constantes cortes a la electricidad, no hay medicinas, el salario ya no alcanza para fin de mes (afectando hasta militares y políticos). Con frecuencia hay sucesos que todavía recuerdan al pasado, como la explosión en 2020 del puerto de Beirut, la principal fuente de ingresos de la economía libanesa (alguna vez lo mencioné en un texto sobre los rohingya y el futbol). La pandemia por Covid-19 también ayudó al colapso. Según datos de la periodista saharaui-española Ebbaba Hameida (إبابة حميدة), tenemos u caída del 40% del PIB, una inflación del 200% y una devaluación de la lira frente al dólar del 90%. «Solo la música en las calles disimula el cansancio de un pueblo que ha dejado de hacer planes para mañana», así lo describe Hameida en su artículo Líbano, el país donde nadie habla del futuro.
Tras esa Copa Asiática, el futbol libanés tuvo un periodo esquizofrénico. Llegó el alemán Theo Bückner que dio destellos como una victoria impensada contra Corea del Sur. Él mismo le detectó madera a Roda Antar y gestionó todo para que fuera el primer libanés en militar en el futbol europeo. En el Freiburg lo recuerdan aún con cariño. Los acompañó cuando descendieron de la Bundesliga y sus dianas en momentos puntuales (en especial la temporada 2006-07) le valieron el mote de “Dios del gol”. Por otro lado, durante 15 años también colapsó el nivel de su selección. Últimos lugares en procesos de eliminatorias, posiciones bajas en el ránking de la AFC, violencia en las gradas y pésimas condiciones fueron la constante. El tiro de gracia fue un escándalo de amaño de partidos en 2013 que perjudicó severamente este avance y suspendió a 24 jugadores de por vida. Por cierto, al-Ansar tuvo una sequía de 14 años sin título y al-Ahed le ha causado muchos dolores de cabeza.
Para volver al camino, Líbano se fijó en cómo estaba haciendo las cosas Bélgica y adoptó su proceso mediante fuerzas básicas. También emprendió una campaña a mansalva de naturalizaciones con la diáspora libanesa (puedes saber aquí más al respecto). Ha dado resultados a secas: Líbano clasificó a la Copa Asiática de Emiratos Árabes Unidos 2019, lo logró por vez primera en eliminatorias. No pasó el corte de mejores terceros por los pelos a pesar de haber ganado 4-1 a Corea del Norte en el último partido de fase de grupos: empató con Vietnam en puntos, diferencia de goles y goles marcados, pero por Fair Play quedó fuera. Precisamente el retiro de norcoreanos para Qatar 2022 debido al Covid-19 les ayudó a meterse en los 12 mejores clubes de Asia y estarán en China 2023. Han alcanzado el lugar 77 en el ránking FIFA, su mejor posición hasta la fecha.
Sea como fuere, Líbano sigue en pie por más bombas que exploten y conflictos que los acechen. Dice la historiadora colombiana Diana Uribe que los libaneses son un pueblo chic y sofisticado. Podrán estar al borde de la desaparición, pero cuando acaba la guerra son capaces de armar un desfile de modas que una a musulmanes y cristianos con todo el glamour que se requiera. Pasó eso en plena Línea Verde. La Copa Asiática del 2000 fue la oportunidad perfecta para redefinir la palabra libanización como estabilidad, seguridad y esperanza y aplicaron esas lecciones para la exitosa Copa Asiática de Basquetbol FIBA en 2017, que llegó a Líbano.
Si eso logró Líbano con poco material y con un país en ruinas, imagínate lo que hará Qatar con la chequera abierta y desarrollo sostenido. Ya lo dijo el prócer libanés de las letras, Gibrán Khalil Gibrán (جبران خليل جبران):
لديك لبنانك ومعضلته. عندي لبنان و جماله. لبنانك ساحة رجال الغرب ورجال الشرق. لبنان بلدي هو قطيع من الطيور ترفرف في الصباح الباكر حيث يقود الرعاة أغنامهم إلى المرج وينهضون في المساء مع عودة المزارعين من حقولهم وكرومهم. لديك لبنانك وأهله. لي لبناني وأهله.
Tú tienes a tu Líbano y su dilema; yo tengo a mi Líbano y su belleza. Tu Líbano es un escenario para hombres del Oeste y hombres del Este; mi Líbano es una bandada de pájaros que revolotea por la mañana temprano cuando los pastores llevan a sus ovejas al prado y que se levanta por la tarde cuando los granjeros regresan de sus campos y viñedos. Tú tienes a tu Líbano y su gente; yo tengo a mi Líbano y su gente.
Muchas gracias por pasarte por aquí, Paola. Es un placer tener a una persona talentosa como tú para este texto. Aprovecho para extender el agradecimiento a CIPMEX por aceptar esta colaboración y queda abierta la comunicación para que nos podamos ayudar. Me pongo a su disposición para jugar el partido de vuelta en su cancha.
Fuentes
Alami, Mona. Religious about football. Now Lebanon. 1° de septiembre de 2009.
Mubarak, Hassanin. Primeros resultados de Líbano. RSSSF. Constante actualización
Maugendre, Alexandre. Ethnography of Lebanese Football Clubs. Athens Journal of Sports. Volumen 5, Número 3. Páginas 213-226 (2018).
Mouawad, Jamil. Lebanese Football: Imagining a Defiant and United Lebanon? Middle East Critique. Volumen 27, Número 3. Páginas 289-302 (2018).
The Guardian. Lebanon’s Asian odyssey. 15 de octubre de 2000
McIntyre, Scott. How diaspora footballers came together under the Lebanese flag. TRT World. 17 de enero de 2019
Atlantic Council. About Rafik Hariri
Chu, Marcus P. Sporting Events in China as Economic Development, National Image, and Political Ambition. Palgrave McMillan. 2021
oneyball, Lee. Triumph and despair: Terry Yorath. The Guardian. 6 de marzo de 2005
Fisk, Robert. At work in a changing Lebanon. The Irish Times. 9 de febrero de 1996.
Goldblatt, David. The Ball is Round: A Global History of Football. Londres (1997): Penguin Books
Uribe, Diana (TEDx Talks). Todo pueblo está en condiciones de alcanzar la paz. YouTube. 10 de diciembre de 2014
Hameida, Ebbaba. Líbano, el país donde nadie habla del futuro. El País. 20 de diciembre de 2021.
Collelo, Thomas. Lebanon: A Country Study. Washington: GPO for the Library of Congress. 1987.
Nour, Ismael. Quince años de guerra civil que marcaron la historia de Líbano. El Orden Mundial. 4 de julio de 2021.
BBC. Lebanon profile – Timeline. BBC News. 25 de abril de 2018.
Abi Rmia, Julien. Il y a 35 ans, Bachir Gemayel était assassiné : retour sur sa vie, son parcours, son héritage. L’Orient Le Jour. 14 de septiembre de 2017.
Khoder, Patricia. Le 23 août 1982, Bachir Gemayel était élu président de la République. L’Orient Le Jour. 23 de agosto de 2016.
Human Rights Watch. Still No Justice for Thousands ‘Disappeared’ in Lebanon’s Civil War. Human Rights Watch. 30 de agosto de 2017.
Friedman, Thomas. The Beirut Massacre: The Four Days. New York Times. 26 de septiembre de 1982.
Ahora nos quedamos en el país para hablar de su liga. No es ningún secreto que el futbol libanés es un reflejo de la política. Hasta el momento Líbano está controlado por el partido político Hezbollah, con fuertes nexos con Irán. El equipo que los representa es al-Ahed, que en 2019 se convirtió en el primer equipo libanés en conquistar un torneo continental. Fue la Copa Asiática en la que le ganó a un equipo norcoreano. Todos estos recovecos los veremos la siguiente semana.
Recomendación musical 2
La diva de la música árabe es nada menos que Fairouz (فيروز). No vivió una infancia sencilla en una familia cristiana maronita pobre: sin dinero para comprar una radio, tenía que escuchar la de un vecino desde su ventana. Su nombre verdadero era Nouhad Wadie’ Haddad, pero por su meliflua voz le pusieron “Fairouz”, turquesa. Su indisposición a entrevistas le da un halo de misterio hacia su persona. Con sus canciones, logró unir a cristianos y musulmanes para que sobreviviera Líbano. Esta es una canción en honor a los cientos de libaneses que tuvieron que abandonar su patria: Nassam 3alayna el hawa (نسم علينا الهوى | El amor sopló sobre nosotros). Es el grito del alma que añora con regresar a casa.
Recapitulemos
Hay mucho escepticismo sobre si el mundial de Qatar tendrá lugar, pero no es la primera vez. Sucedió por ejemplo con la Copa Asiática del 2000 en Líbano. En este país viven cristianos maronitas, musulmanes suníes, chiíes, drusos, armenios, etc. Se independizó de Francia en 1947. La federación de futbol es de las más antiguas del Medio Oriente. La liga comenzó en los años 30 con clubes que representaban a cada comunidad. Su primer partido fue contra Israel en 1940. Los años 60 iban viento en popa con el dominio de clubes armenios, en los años 70 el club al-Nejmeh le ganó al campeón soviético Ararat y Pelé disputó un amistoso en Beirut.
En 1975 se desató la guerra civil. Surgió como conflicto entre el Frente Libanés, de mayoría cristiana, y el Movimiento Nacional Libanés, de árabes y refugiados palestinos con simpatías hacia la OLP; paralelamente había que enfrentarse a la invasión de Israel por el sur y de Siria por el norte. Fue un conflicto que se cargó 100.000 vidas y dejó 100.000 lesionados y 900.000 desplazados. Se podría decir que acabó con los Acuerdos de Taif de 1989. Había que reconstruir todo. El futbol no escapó al conflicto. No hubo liga durante 14 años, la selección libanesa solamente disputó 9 partidos en ese lapso.
Como parte de la reconstrucción de Líbano, podemos hablar de los esfuerzos del futuro Primer Ministro Rafic Harari, que no ocultaba su apoyo a al-Ansar. De origen musulmán sunní, este club impuso la marca mundial de ganar 11 ligas seguidas. La selección libanesa tuvo un gran crecimiento bajo la dirección del galés Terry Yorath; ganó 21 encuentros de 40 y escaló 60 posiciones del ránking FIFA. Contra todo pronóstico, Líbano le ganó la carrera a China para organizar la Copa Asiática de 2000. Cumplió.
Líbano no ha podido dejar atrás la desorganización y el terror. La economía sigue en estado de crisis, tardaron mucho en sacarse de encima las intervenciones de Siria e Israel. La selección libanesa tuvo 15 años terribles con escándalo de amaño de partidos incluido, lo único que les dio cierta luz fue que Roda Antar llegó al futbol alemán. Recientemente han salido adelante con un enfoque en el futbol juvenil y en una naturalización agresiva de jugadores de origen extranjero. Ya llevan dos clasificaciones a Copa Asiática seguidas y se han metido dos veces a la ronda final de eliminatorias mundialistas.
Nos vemos la siguiente. الله مَعَك! (Allah ma3k)