El Leeds United ha tenido que renovarse -que no reinventarse- para competir en su regreso a la Premier League. Fiel a su identidad y a los principios que ha implantado en poco más de dos años, Marcelo Bielsa decidió buscar fuera ciertos perfiles para apuntalar a un equipo muy especial. Se trata de una escuadra que no negocia un solo metro, con un ritmo vertiginoso desde del hombre y por el balón, sea en posesión o cuando tiene que defenderse con sus distinguidas persecuciones individuales. Y ahí, en esta necesidad de seguir acelerando, sea desde apretar el paso o la pausa misma, el entrenador argentino encontró en Rodrigo Moreno al especialista que necesitaba.
Los Whites han sido vistos -mucho más desde el cierre de su temporada de ascenso- desde algo tan vacío como la palabra «intensidad». Sin embargo, lo cierto es que, más que eso, cada jugador ha adquirido una sensibilidad muy notoria para cambiar de ritmo por sí mismo y para el colectivo. En Elland Road, la jugada no se vuelve más rápida desde la pelota, sino desde las rupturas de cada uno de los once que están en el verde. Pero los interiores de este 4-1-4-1, además de ser vitales dentro del ataque posicional, han tenido una función clave para el juego del cuadro de Yorkshire. Con el carril central destinado para lanzar transiciones, tanto el diestro (Mateusz Klich) como el zurdo (Pablo Hernández o Tyler Roberts) descendían para dar el pase atrás que avisaba del momento de verticalidad a Kalvin Phillips y la línea defensiva. Justo allí, el encaje del ex Valencia ha venido a ser el último gran añadido para el sistema del Loco.
El nacido en Río de Janeiro siempre se ha distinguido por ser un estupendo segundo punta, un elemento con talento natural para ofrecer apoyos entre líneas y dar continuidad al juego. Su capacidad para ir al intervalo correcto en el momento indicado y girarse para sumar en la progresión fue lo que, en muchos momentos, le dio argumentos a Marcelino en Mestalla. Pero, hasta entonces, e incluso cuando los Peacocks desembolsaron 30 millones de euros por él, parecía muy claro que, ante la incógnita sobre Patrick Bamford como un ‘9’ de élite, sería él quien tomara el eje del ataque. Inclusive, la posibilidad de verlos coexistir en un 11 no era tan significativa. Sin embargo, la baja de nivel de Tyler Roberts y la necesidad del recambio generacional para el de Castellón abrieron la puerta a un rol totalmente nuevo para su vuelta a Inglaterra.
Con casi 35 años, Pablo Hernández tuvo un último boom sensacional en la Championship. Dos mil 502 minutos y 18 goles producidos (nueve tantos y misma cantidad de asistencias) en 36 partidos de liga jugados dejaron testigo de su importancia, pero también recordaron que, a la postre, Bielsa necesitaría a un nuevo interior para descender, apoyar y, ya asentándose en campo rival, cargar el área. Lo que no estaba en el horizonte era que Rodrigo pudiese ocupar este rol, sobre todo tras un arranque de curso donde tomó el rol de punta ante el Liverpool entrando de cambio y repitió como titular ante el Hull City en Carabao Cup.
Marcelo no tardó en darse cuenta del potencial del ibérico para sumar otro tipo de registros desde la línea de mediocampistas. A partir del 4-3 contra el Fulham del 19 de septiembre, el ex Bolton ha venido afianzándose como el nuevo interior zurdo y ha absorbido los fundamentos del sistema sin parar. No sólo se ha adueñado del sitio, sino que va llevándolo a un nuevo nivel de dinamismo. Además, con una adaptación más a su repertorio de lectura táctica, con mucha sensibilidad y velocidad para activarse en las posesiones, sea para ofrecer los descensos típicos de los escoltas del mediocentro, prolongar las transiciones en velocidad a máximo dos toques o activar al tercer hombre cuando debe hacerlo. Esto, claro está, aunado a un tremendo tono físico que le ha permitido agregarse sin mayores problemas a las persecuciones individuales o en esfuerzos extra para recuperar balones.
Pero, ante todo, Moreno ha dado otras herramientas a este sector zurdo del medio campo de los Whites. Por principio de cuentas, su natura como delantero lo hace sentirse sumamente cómodo cuando carga el área, una labor básica para ambos interiores que está muy potenciada por un Patrick Bamford que tiene un IQ elevadísimo para distinguir qué tipo de desmarque hacer (circular, diagonal o lateral) para arrastrar a su par y limpiar la frontal. Luego está su habilidad natural para crear líneas de pase y ofrecer apoyos; llegó a un punto tal que, además de trazarlos bajo la demanda propia de la idea del Loco, produce dos cosas que están ayudando al Leeds a ser lo que está siendo ahora mismo en la Premier League.
La primera -y de mucha relevancia con Kalvin Phillips fuera por seis semanas- es la conciencia que tiene sobre las atracciones que genera cuando baja. No sólo son sus descensos, sino que es capaz de comprar unos segundos extra para que terminen de formarse los triángulos en banda o que su mediocentro esté listo para volver a participar del circuito asociativo. Esto, más aún para Mateusz Klich, será vital por su naturaleza llegadora.
La otra es donde está llevando a los Peacocks a competir con otros argumentos. Esa misma sutileza para retener es lo que después le permite recibir, frenar y, si es necesario, girar para soltar. La pausa con balón para evitar una transición que exponga de lleno a los centrales está siendo el factor que le evita muchos más peligros a Illan Meslier y compromete menos una posterior gestión de la profundidad con su línea defensiva.
Lo único que queda por verse en las siguientes semanas es qué tanto podrá seguir explotándose esto para permitirle al equipo mejores sensaciones cuando deba asumir mucho más balón, sobre todo ante defensas impares y bloques más bajos. De cualquier manera, es ya uno de los nuevos interiores de la Premier League. Está más hecho que nunca a la idea de que, para Marcelo Bielsa, él es el especialista de las transiciones. Rodrigo Moreno es el clutch del Leeds United.
