Saltillo, la perdición de Portugal

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Olá! Como vais? Este es el idioma portugués, un poco de la variante hablada al este del Océano Atlántico. Espero que estés muy bien, y que poco a poco vayas empezando con fuerza este 2023. La semana pasada estuvimos hablando sobre el futbol de Gibraltar. Ahora es momento de seguir en la Península Ibérica, pero no en la parte que se habla español. Llegamos de nuevo a Portugal.

Recomendación musical 1

El mundial de México 1986 despertó muchísima expectativa en Portugal. Acababa un ayuno de 20 años y ahora podrían ver si realmente una buena participación con una generación que prometía. ¿Podrían conquistar México? Al menos las canciones invitaban a soñar. Esta fue el tema que acompañó a esta selección portuguesa. Sencilla, entrañable, del ritmo pop. Desgraciadamente no hay información sobre quién la cantó, pero sí el título del tema: Ná, ná, ná, Portugal.

Vamos al tema de hoy

Qatar 2022: mundial caótico en lo mediático para Portugal

10 de diciembre de 2022. Estadio al Thumama (استاد الثمامة). La selección marroquí acaba de asestar el mayor de sus golpes, no solamente para el futbol árabe, sino para todo un continente por entero. Acaba de convertirse en el primer país árabe y africano en meterse a las semifinales de un mundial. Lo más sorprendente es que no ha sido su primer batacazo: hirió de muerte al geriátrico belga en fase de grupos y paró en seco a la artillería española. Ahora la víctima ha sido Portugal, que así acaba una racha de dos partidos de cuartos de final avanzando.

La selección portuguesa lo ha intentado por todos los medios, pero nada ha podido hacer para vulnerar a un equipo con stamina inagotable, donde Achraf Hakimi (أشرف حكيمي) ha sido un puerta del Amnesia en Ibiza, del Opium en Barcelona o del Kapital en Madrid; donde Romain Saïss (رومان سايس) se ha transformado en un patovica del Jet Lounge en Buenos Aires, y Sofyan Amrabat (سفيان أمرابط) podía ser más impasable que un cadenero del Janis en la Ciudad de México. El salto de Youssef en-Nesyri (يوسف النصيري) ha sido descomunal (más de 2,7 m). Además de la alegría marroquí (y de la algarabía de su afición, de las mejores en tierras qataríes), le ha dado la vuelta al mundo el llanto de Cristiano Ronaldo. Ha perdido la quinta oportunidad de ganar la Copa del Mundo y es bastante probable que haya sido la última. Aquí puedes leer la crónica que se hizo en Editorial Puskás.

El mundial ha sido un caos para la sanidad del vestidor. La principal crítica es que era una generación con demasiada calidad para tan poco DT. Luego llegó la tormenta mediática de Cristiano Ronaldo. Sin la preferencia de ten Haag en el Manchester United, quemó todos los puentes posibles tras una entrevista donde habló tendido y largo con el periodista Piers Morgan sobre cuestiones que azuzaron las aguas. Se sacaron de contexto clips y se dijeron cosas como que el ambiente estaba enrarecido. Con la explosión del joven Gonçalo Ramos en los octavos contra Suiza, CR7 quedó como un líder venido a menos. La realidad fue todo lo contrario.

Y en mi opinión, también es el fin de una era del futbol portugués. Podría considerarse un desquite; Portugal echó a Marruecos cuatro años atrás en Rusia con solitario gol de Cristiano Ronaldo al 4’. Sin embargo, por la circunstancia del juego de Qatar, realmente se repitió la historia de 1986, cuando los marroquíes eliminaron a los portugueses en fase de grupos. Demasiado talento, poco DT, demasiados escándalos extra cancha y eliminación temprana. Marcó un antes y un después para el futbol lusitano. Es momento de regresar a ese año para revivir el Caso Saltillo.

Estado del futbol portugués de los años 60 a 80

Ese honroso tercer lugar del mundial Inglaterra 1966 había sido flor de un día para un país que da más nota en el futbol de clubes, con cualquiera (o cualesquiera) de los tres grandes de la liga portuguesa: Porto, Benfica y Sporting de Lisboa. Por increíble que parezca, juntabas a esos cracks que daban buenas batallas en las Copas de Campeones de Europa y el equipo no competía ni por asomo. 

Para gran producción de calidad, solamente daba para una presencia en el torneo FIFA y una raquítica participación en Juegos Olímpicos (Amsterdam 1928). De Eurocopas ni hablamos; se quedaban al borde de una clasificación histórica. Del resto, coleccionaban decepción tras decepción, muchas veces con derrotas sonrojantes e inesperadas.. Demos un vistazo:

  • Para Chile 1962, quedó fuera en un grupo con Inglaterra y Luxemburgo. Por si la frustración de quedar fuera no bastaba, Portugal fue el rival ante el cual Luxemburgo obtuvo la primera victoria de su historia en eliminatorias de mundiales (un 4-2 en Luxemburgo).
  • En México 1970, se esperaba que regresara al mundial en plan grande. En vez de eso, terminó último de un grupo con Grecia, Suiza y Rumania (final clasificada).
  • En Alemania 1974, había hecho la tarea, y sus dos últimos partidos eran en casa, ante Bulgaria e Irlanda del Norte. Si ganaba ambos, estaban dentro. Los empató.
  • En Argentina 1978, quedó eliminado tras perder con Polonia en Lisboa.
  • Para España 1982, todo había empezado de maravilla, al sacar dos victorias (entre ellas una en Lisboa ante Irlanda del Norte) y un meritorio empate de una cancha tan complicada como Glasgow, Escocia. Lo siguiente fue una hecatombe, con cuatro derrotas al hilo, incluyendo una en Tel Aviv al son de un 4-1 frente a un equipo refugiado en la UEFA.

Eurocopa Francia 1984, la revelación

Por más que habían doblado la cantidad de invitados al torneo final desde Italia 1980, la eliminatoria seguía siendo una guerra sin cuartel. Para llegar al torneo final en Francia, había que triunfar en su grupo eliminatorio. La empresa parecía perdida para los portugueses: en el pelotón dos estaba Finlandia, más los clasificados a España y potencias del futbol amateur: la Unión Soviética y Polonia (ellos últimos, medallistas de bronce).

Con dos victorias, había razones de sobra para caer en optimismos. Ganaron en Finlandia y lograron derrotar a los polacos en Lisboa. La caída a la realidad fue estrepitosa, cuando se tuvieron que comer cinco goles de los soviéticos en Moscú. Cuando todo parecía perdido, recibieron una mano de Polonia. No contentos con echar a la URSS con ese partido tenso en el Camp Nou en medio de la acción del sindicato Solidaridad, ahora le volvía a arrebatar un punto en Chorzów. La cosa es que, para llegar a tierra prometida, tenían que ganar sí o sí los tres partidos que le restaban.

El primero fue sencillo: 5-0 a los finlandeses. Todo se complicaba en el segundo escollo, que era vencer a los polacos de visitante, y con un equipo con los remanentes de esa generación de oro, como Boniek y Smolarek. Con más agallas que futbol, obtuvieron ese triunfo soñado por la mínima. Ahora todo se reducía a vencer a los soviéticos en Lisboa, con Blokhin y compañía. De nuevo a hacer de tripas corazón y a soportar cada embate. En un partido no apto para cardiacos, Portugal logró la hombrada al vencer con un penal del delantero sportinguista de padres angoleños, Rui Jordão. ¡Habían clasificado a su primer Eurocopa!

No les quitó el sueño los resultados del torneo: debutaban con el campeón defensor (y subcampeón mundial) Alemania Occidental, tendrían una edición más del clásico ibérico con los vecinos españoles y cerrarían contra la otra sorpresa de las eliminatorias, la selección de Rumania (sobrevivió a un grupo con Checoslovaquia, Suecia e Italia). 

Los rumanos ya daban sensaciones de peligro con jugadores como Rodion Cămătaru, Böloni Lászlo y una promesa de 19 años llamado Gheorghe Hagi. Por su parte, los españoles contaban con un elenco de la talla de José Arconada, Emilio Butragueño, Andoni Goikoetxea y Manuel Sarabia. ¿Y qué decir de los todopoderosos alemanes? Uli Stielike, Andreas Brehme, Pierre Littbarski, Rudi Völler y Karl-Heinz Rummenige. En el papel, Portugal pelearía con España por ver quién se metía a semifinales, y después lo que dijera Dios. Para esto, el DT portugués Fernando Cabrita confeccionó un plantel mitad del Porto, mitad del Benfica, más algunas adiciones puntuales, como la de Rui Jordão del mencionado Sporting.

Hablemos del apoyo de Portugal. En Francia reside una diáspora portuguesa, nutrida sobre todo en los años 60 para huir de la dictadura salazarista. Para 1984, más del 10% de la población francesa era de origen lusa. Con todo esto, ¿sería posible contrarrestar el apoyo a la Mannschaft? Había que tomar en cuenta que el partido sería en Estrasburgo, ciudad que pasó de dominio francés a alemán como si fuera un balancín. Y había riesgo de que hooligans alemanes hicieran sus desmanes. El parlamento francés decidió adoptar una política de tolerancia cero para con los hooligans. Resultó; se deportó a los pocos que se atrevían. Del partido, solamente queda decir que Portugal soportó cada embate germano y debutó a lo grande con un empate sin goles.

Para el segundo partido contra España, Portugal dejó escapar una ventaja del primer tiempo. El 1-1 sabía poco, pero les permitía llegar a la última ronda dueños de su propio destino. Ya habían sobrevivido a los rivales más duros y estarían en semifinales si lograban vencer a Rumania. Si empataban y España no perdía, había que echar mano de la calculadora, y ahí los portugueses partían con desventaja porque llevaban un gol menos que sus vecinos. Lo mejor de todo: ambos partidos a la misma hora, para evitar el fiasco de Oviedo, del cual los alemanes se beneficiaron (más información aquí).

En ambos partidos la tensión se podía cortar con un cuchillo. Un paso en falso significaba la eliminación. Por ello las emociones escasearon en más de 80 minutos, hasta que en Nantes se gritó gol. Nené, el delantero del Benfica que nunca ensuciaba sus shorts, pegó un remate de volea que dejó parado al guardameta Moraru. Portugal estaba en camino a meterse a semifinales. Y de pronto un gol de Sarabia le pasó la factura ovetense y eliminó a Alemania. 

La buena noticia: los vecinos ibéricos estaban en semifinales. La mala: esa victoria de último minuto de España los bajó al segundo lugar y se veían obligados a jugar contra la anfitriona, Francia. Mantenía la base que llegó a la misma estancia, pero del mundial de hacía dos años: Six, Giresse, Tigana, Fernandez y Rocheteau, claro que comandados por Michel Platini. 

Se pensaba que el partido sería pan comido para los franceses, y así fue durante el primer tiempo. En el segundo tiempo Manuel Bento mantuvo vivos de milagro a los portugueses conteniendo tiro tras tiro de la artillería francesa. Todo se puso patas para arriba con un servicio de Chalana que Rui Jordao empujó. Había partido. Tiempo extra, y los franceses comenzaban a sufrir frío. ¿Se repetiría el drama de Sevilla? El pánico cundió con otro gol de Jordao al ‘98. Domergue más o menos rescató el empate al 114’, y cuando todo parecía indicar penales en Marsella, Platini anotó el tanto de la victoria a un minuto del final. Así, Francia ganaba sudando y se enfilaría así al primer trofeo importante de su historia, mientras que Portugal se marchaba con la frente en alto.

Los portugueses habían dejado grato sabor de boca, tanto que el defensa João Pinto y el medio Fernando Chalana se colaron al equipo ideal. Y aun con esa aceptable participación, ¿sería suficiente para clasificar a un mundial y acabar con la sequía de veinte años?

Clasificación histórica a México

La heroica clasificación a tierras francesas no pudo evitar que Portugal ocupara un bombo bastante bajo, lo que significaba tres rivales complicados. Y así fue: Portugal pasaba al grupo 2. La buena nueva es que ahí clasificaban dos. La mala noticia es que tendría que compartir un grupo con Alemania Occidental de nuevo, Suecia y a Checoslovaquia (Malta era relleno). En teoría, los portugueses se matarían contra suecos y checoslovacos por clasificar a tierras mexicanas.

Era esperado perder con Alemania en Lisboa, pero aquí la clave era dejar escapar los menos puntos posibles con sus rivales directos. Se complicaron de más cuando perdieron en casa con los suecos (después de la victoria en Estocolmo) y en Checoslovaquia. Tras esos resultados, lo único que valía era ganar de nuevo sus últimos dos partidos, y esperar a una caída de Suecia. Llegó la ayuda externa cuando los checoslovacos dieron cuenta de los escandinavos en Praga. Ahora era momento de hacer su parte. 

La primera tasca era vencer a Malta. A priori parecía sencillo, pero el exceso de confianza podía traicionar con los malteses (que le pregunten a Checoslovaquia, que empató a cero de visita con ellos). Costó de más, pero Portugal se impuso 3-2. Ya estaba la primera mitad de la tarea hecha. Venía la parte en modo legendario: vencer a los alemanes en Alemania.

Era modo legendario porque Alemania jamás había perdido partido alguno en eliminatorias mundialistas. Aunque prácticamente tenían el boleto amarrado, el carácter de los teutones es siempre salir a ganar. Con todo esto, los portugueses sacaron el coraje sepultado tras terrones y terrones de saudade para plantarse en Stuttgart con garra. Al final, un golazo de Carlos Manuel los regresaba a un mundial después de 20 años.

Gran expectativa portuguesa

En los estudios de Televisa San Ángel en la Ciudad de México (relativamente intactos tras el funesto terremoto de 1985) se llevó a cabo el sorteo para conocer el destino de las 24 selecciones participantes. Portugal ocupó el bombo 4, no por la falta de potencia, sino porque ahí se encontraban las selecciones europeas. Portugal quedó en el último grupo, el F, sorteado junto con Polonia, Inglaterra y Marruecos. Su ciudad, Monterrey. El primer partido sería contra los ingleses en el estadio Tecnológico, luego a medirse con los polacos en el Universitario, y acabar contra los marroquíes en Guadalajara, concretamente el Tres de Marzo.

Con el cambio de formato, había aún posibilidad de meterse como tercero a la fase de octavos de final, siempre y cuando tuvieras uno de los mejores cuatro registros. En todos los mundiales siempre hay un equipo al que le dicen «ojo con…, que puede dar la sorpresa», más en un contexto de mundial de 24 equipos. Portugal se había ganado esa distinción por méritos propios gracias a tres razones:

  • Haber llegado en su primera participación a las semifinales de la Eurocopa en Francia 1984 y haber llevado a la campeona y anfitriona Francia al límite.
  • La sensacional victoria contra Alemania en Stuttgart. No cualquiera vence a la Mannschaft.
  • La explosión de la promesa de 20 años del Porto, Paulo Futre. Además, todos los jugadores sin excepción estaban acostumbrados a partidos ríspidos en competencias de clubes. No eran los supercracks, pero eran rendidores y te cumplían los 90 minutos.

La clave era arañar mínimo un punto contra ingleses y/o polacos, porque el partido contra Marruecos era visto como un mero trámite. Con tres puntos mínimo, se aspiraba a clasificar como mejor tercero o, por qué no, como segundo (el cruce era contra otro segundo lugar). Había razones de sobra para que en Portugal hubiera optimismo. La selección estaba en buen momento y ya le daban el mote Os infantes.

Viaje a México: Comienzan los problemas

El 19 de abril de 1986, el DT José Torres anunció la convocatoria de los 22 jugadores que se encargarían de un regreso aceptable a un mundial:

NúmeroNombrePosiciónEquipo
1Manuel BentoPorteroBenfica
2João PintoDefensaPorto
3António SousaMedioSporting
4José RibeiroMedioBoavista
5ÁlvaroDefensaBenfica
6Carlos ManuelMedioBenfica
7Jaime PachecoMedioSporting
8FredericoDefensaBoavista
9Fernando GomesDelanteroPorto
10Paulo FutreDelanteroPorto
11VelosoDefensaBenfica
12Jorge MartinsPorteroBelenenses
13António MoratoDefensaSporting
14Jaime MagalhãesMedioPorto
15António OliveiraDefensaBenfica
16José AntónioDefensaBelenenses
17DiamantinoMedioBenfica
18Luís SobrinhoDefensaBelenenses
19Rui ÁguasDelanteroBenfica
20Augusto InácioDefensaPorto
21António AndréMedioPorto
22Vítor DamasPorteroSporting

A primera vista, lucía una lista conservadora, en la cual estaba la base de esa magnífica Eurocopa y que había hecho una eliminatoria poco menos que épica. Era el tradicional binomio Benfica-Porto más unas adiciones del Sporting por aquí y otras del Belenenses por acá (premio a haber llegado a la final de la Taça de Portugal ese año). Las ausencias que generaron polémica fueron las de dos jugadores del Sporting: Rui Jordão y Manuel Fernandes. El primero era una leyenda viviente, pero estaba en clara decadencia, por lo cual su no convocatoria era más o menos entendible. Del segundo, sí era inexplicable. Manuel Fernandes fue el máximo romperredes de la liga portuguesa esa temporada: 30 goles en 29 partidos. De todas maneras, el que no estuvieran ellos no era tan terrible.

Donde sí comenzaron los problemas fue un día antes de partir a México. Veloso, pilar del Benfica e inamovible de la selección, dio positivo a una prueba de dopaje por un esteroide anabólico. Para evitar más problemas, el DT Torres lo bajó del avión y tuvo que llamar de último momento a un jugador del Académica Coimbra, Fernando Bandeirinha. Tan de último momento que le avisaron en la madrugada, hizo maletas como pudo, y al aeropuerto. Toda la facción benfiquista protestó; él no había hecho nada, pero la decisión no cambió. La molestia se transformó en indignación cuando días después hizo una segunda prueba y Veloso dio negativo. Desgraciadamente, ya nada se podía hacer.

Ahora la parte logística. ¿Ir directo a México? ¡Ni pensarlo! ¡Muy caro! Es más barato hacer escalas. Entonces la ruta fue Lisboa – Frankfurt – Dallas – Ciudad de México – Monterrey – Saltillo. Una ruta de millas acumuladas y horas de viaje que dejó a la selección portuguesa bastante fatigada. Pero ya era hora del mundial, y tenían tres semanas para preparar su debut, bastante tiempo de sobra. Llegaron el 12 de mayo a un hotel llamado La Torre. Por tantos dispositivos de seguridad, por tantos retenes de policía, ejército y guardias de seguridad, al paso de los días fue tildada por los jugadores portugueses como A fortaleza.

¿Por qué Saltillo? La capital del estado de Coahuila no figuraba ni siquiera en tercera división del futbol mexicano. Se pensó por la cercanía con Monterrey (menos de 90 kilómetros), en donde disputaría sus dos primeros encuentros. Otra razón fue la altitud (1.600 msnm), bastante similar a la de Guadalajara (1.566 msnm) y con un cambio no tan pesado en caso de avanzar a la fase de eliminación directa a la Ciudad de México (2.250 msnm). ¿Demasiada confianza para avanzar? ¡Por supuesto! Eran Os infantes.

Un huracán de tres semanas de problemas para Portugal

El hotel tenía su cancha, no eran molestados por la prensa de su país, podían entrenar tranquilamente, las habitaciones eran impecables. De todos modos, la elección de Saltillo no parecía bastante cuerda. En defensa de los portugueses, los ingleses también se atrincheraron aquí. Sucedía que el hotel estaba localizado en una colina y la cancha estaba inclinada, ya ni mencionamos el estado del césped. Primer golpe a la moral.

A la par de eso, el dinero comenzaba a escasear. ¿Cómo así? La vuelta al mundial en 20 años atrajo a los patrocinadores como miel a los osos, entonces los jugadores tenían acuerdos, grababan spots publicitarios. A pesar de eso, la estructura de bonos era la más baja de todos los 24 participantes: 20 euros por día, 500 por juego y 1000 por la publicidad. No llegó. Podía aprovecharse todo eso en armar un partido de preparación aceptable contra Chile, pero los dirigentes de la FPF alegaron que los chilenos cobraban mucho y desistieron. Tuvieron que armar un partido con una selección… de hoteleros, restauranteros y barmen de Saltillo. Segundo golpe a la moral.

La moral iba a pique y las quejas comenzaron a crecer. ¿Y la FPF? Su presidente Silva Resende estaba cómodamente instalado en un hotel de la Ciudad de México. Antes de partir, les había dicho que verían lo del dinero en México. Claramente no fue así, no quiso lidiar con ellos. Mejor delegaba todo ese infierno a algunos oficiales, quienes hacían lo que podían. El problema es que no tenían casi nada de autoridad para ellos. Para acabarla de amolar, Saltillo quedaba relativamente cerca de la frontera con Estados Unidos y podían aprovechar para ir de compras. Como no tenían permiso, algunos jugadores le encargaron a algún funcionario del comité organizador local que fuera a Laredo, Texas, para esos recuerdos y ropa a bajo precio. No solamente no regresó, sino que se quedó con el dinero. Tercer golpe a la moral. Habían tenido suficiente.

El caos estalló. Anunciaron una conferencia de prensa el 25 de mayo (o más bien anunció el portavoz, el capitán Manuel Bento) que no entrenarían ese día si no les daban el dinero prometido y les aumentaban las primas. Tampoco jugarían el amistoso contra el club Monterrey y amenazaban con no presentarse contra Inglaterra. El dinero se perdía en el trajín con la FPF. Mientras esperaban la respuesta de toda la federación, aseguraron que entrenarían con normalidad después de esa huelga. Después de todo, quedaban menos de 10 días para el debut con los ingleses. ¿Entrenar con normalidad? Algunos entrenaban sin camiseta, otros con ésta al revés, para no seguirle el juego a los patrocinadores.

Pero los jugadores no eran precisamente monjes del convento de Cristo. La BBC, encargada de dar el marcaje personal a la selección inglesa, detectó el componente que faltaba para dotar el surrealismo: escándalo de faldas. Con el pasar de los días, se dieron cuenta de que el dispositivo de seguridad era mera fachada, y se comenzaron a escapar por las noches a un bar, a una cena. Empezó uno, luego otro, luego más grupos. 

Los ricos de Saltillo empezaron a dar tertulias y fiestas, y claro que invitaron a las estrellas del mundial, los portugueses. La belleza mediterránea y la baja barrera del idioma hicieron el resto. Fueron un éxito con las mujeres de por allá, muchas de ellas también de buena posición económica, y al hotel pasaban coches para citas clandestinas. La cereza al pastel fue que las mujeres estaban casadas… ¡y algunos de los jugadores de la selección también! Una vez que se supo el escándalo, la FPF y los jugadores comenzaron a recibir llamadas fúricas de esposas despechadas y celosas.

Torres no podía con esta fiesta de fraternidad. Y en Lisboa todo era también un hervidero. A Assambleia da República, el parlamento de Portugal, exhortó al equipo a que mantuvieran la calma y la compostura. Algunos partidos de derecha exigían que expulsaran a la selección por haber avergonzado al país (pero ellos estaban más desacreditados desde que Salazar muriera). El Primer Ministro Cavaco Silva hizo mutis. ¿Y el presidente Mário Soares? Apenas pidió que tuvieran sentido común y más porque se acercaba el partido contra los ingleses.

Primer partido: victoria contra Inglaterra

Llegaba el 3 de junio para el debut en el Tecnológico contra Inglaterra. Con todo este caos, Manuel Bento más o menos los había convencido para que se presentaran y jugaran. Así saltaban a la cancha:

Portugal (4-5-1): Manuel Bento (capitán); Álvaro, Frederico, António Oliveira y Augusto Inácio; Diamantino, António André, Jaime Pacheco, António Sousa y Carlos Manuel; Fernando Gomes.

Inglaterra (4-3-3): Peter Shilton; Gary Stevens, Terence Butcher, Terrence Fenwick y Kenneth Samson; Glenn Hoddle, Raymond Wilkins y Bryan Robson (capitán); Gary Lineker, Mark Hateley y Christopher Waddle. DT: Bobby Robson

El juego estuvo lleno de chances para cualquiera. Lineker estuvo a punto de inaugurar el marcador con una escapada. Sacó al guardameta Bento y disparó, pero António Oliveira hizo una barrida justo a tiempo para evitar la caída de la cabaña.

Todo cambió en el minuto 71’, cuando el DT Torres dio entrada a Futre para ir en pos de la victoria. De inmediato se notó su ingreso cuando en una de sus primeras jugadas trapeó el piso con Samson, que traía una fiesta por la banda derecha. Con esa incursión peligrosa, Fenwick y Stevens vigilaban de cerca a Diamantino, y no apreciaron que llegaba solo Manuel, a quien llegó el servicio. Él fue quien remató esta fantástica jugada. ¡GOL DE PORTUGAL! La celebración era la válvula de escape después de la tensión de tres semanas.

El mundo comenzó a ver los regates de Futre, que desquiciaba a la cansada defensa inglesa. Y casi le marcaron un penal, que el árbitro alemán del este Volker Röth no apreció de esa manera. Silbó el árbitro. ¡Ganó Portugal! Con el empate del día anterior entre polacos y marroquíes, los portugueses eran líderes del sector F; tras vencer al rival más fuerte en papel, parecía que ya estaba la tarea hecha.

Derrota contra Polonia: la rotura

La victoria sobre Inglaterra en buena medida maquilló todo el cabaret existente en la fortaleza saltillense, pero también fue una luz verde para seguirse yendo de farra. En realidad, la selección no ganó por Portugal, sino para desquitarse contra Silva Resende, para verlo retorcerse de vergüenza.

Por si no bastaba el escándalo, sucedió la tragedia. A los dos días de esa sonada victoria, estaban en la práctica y Bento chocó contra un compañero de equipo. La resonancia: rotura del peroné y se perdía todo el mundial. Tenía que entrar al quite Vítor Damas, con más de 20 años de experiencia en el futbol portugués. ¡Mala señal!

Ahora tocaba enfrentarse a Polonia. La fecha era el 7 de junio en el estadio Universitario. Polonia estaba llegando al final de esa magnífica generación dorada que le redituó en tres medallas de bronce. Aún así, los veteranos, como el capitán Zbigniew Boniek, Józef Młynarczyk y Włodzimierz Smolarek, eran figuras de respeto. Así saltaban a la cancha:

Polonia (4-4-2): Józef Młynarczyk; Marek Ostrowski, Roman Wójcicki, Stefan Majewski y Krzysztof Pawlak; Waldemar Matysik, Włodzimierz Smolarek, Ryszard Komornicki y Zbigniew Boniek; Jan Urban y Mateusz Dziekanowski. D.T.: Antoni Piechniczek.

Portugal (4-4-2): Vítor Damas; Álvaro, Frederico, António Oliveira y Augusto Inácio; António André, Jaime Pacheco, António Sousa y Carlos Manuel; Diamantino y Fernando Gomes.

Ni el cambio a 4-4-2 dio entrada a Futre. Solamente había que adelantar a Diamantino para que la marca de Ostrowski y Wójcicki pasara más apuros. Cada uno tenía sus oportunidades, pero los portugueses no podían pasar la férrea defensa polaca. No se solucionó este problema ni cuando entró Futre nada más comenzar el segundo tiempo.

Y al 68’ llegó el golpe para Portugal. Dziekanowski lanzó un centro para Smolarek quien ante la salida de Damas punteó para que irremediablemente siguiera su curso a la red. Portugal lo intentó una y otra vez. No logró penetrar la valla polaca, y así acababa el partido.

Ese no era el grupo de la muerte, era el grupo del sueño. Los partidos eran cerrados y nada amigables para el espectador común. El empate del día previo entre Marruecos e Inglaterra dejaba el grupo F todavía abierto. Portugal iba a la cabeza con tres puntos, Portugal y Marruecos estaban con dos, Inglaterra al fondo con una unidad. Si Portugal aún quería proseguir su estancia en México le bastaba con no perder ante Marruecos. Si pasaba lo anterior, con que Polonia derrotara a Inglaterra era más que suficiente.

La debacle contra Marruecos

Por primera vez en mucho tiempo no tenían escándalos, pero ya no servía eso de nada. El ambiente era tenso, poco favorable y estaban conscientes de que un error los mandaba a casa. Pero dentro de todo había tranquilidad. Marruecos se defendía bastante bien, pero no se había topado con su Futre. Ahora hay que ponerlo de inicio. ¿Funcionará?

Había llegado el día clave, el 11 de junio. El viaje a Guadalajara fue sin mayores sobresaltos. Ahora tocaba el estadio Tres de Marzo para medirse a los marroquíes. Así saltaron a la cancha:

Portugal (4-5-1): Vítor Damas; Álvaro, António Oliveira, Frederico, Augusto Inácio; Jaime Pacheco, António Sousa, Paulo Futre, Jaime Magalhães, Carlos Manuel; Fernando Gomes (c).

Marruecos (4-4-1-1): Badou Zaki (الزاكي بادو, capitán); Labid Khalifa (خليفة العابد), Abdelmajid Lamriss (عبد المجيد لمريس), Mustafa el Biyaz (مصطفى البياز), Noureddine Bouyahyaoui (نور الدين البويحياوي); Abdelmajid Dolmy (عبد المجيد الظلمي), Mustafa El Haddaoui (مصطفى الحداوي), Aziz Bouderbala (عبد العزيز بودربالة), Abderrazak Khazri (عبد الرزاق خيري); Mohamed Timoumi (محمد التيمومي); Abdelkrim Merry (عبد الكريم ميري).

Y aquí todo lo que no podía salir mal salió mal. Al minuto 19’ Marruecos fue a la carga, pero la jugada no prosperó. Aparentemente todo era normal, y en eso Jaime Pacheco lanzó un pase para Augusto Inácio, pero fue tan fuerte y tan descolocado que le cayó a Khazri, y como este pase había sido a unos metros del área, con dos toques se acomodó mejor y disparó para vencer a Damas. ¡Gol!

El entrenador mexicano Jacques Passy dice que el momento clave son los ocho minutos posteriores a encajar el gol. Portugal reaccionó mal. António Oliveira era una sombra de Krimau Merry, entonces lo que hizo fue dar el balón a Labid Khalifa quien lanzó una diagonal por arriba 20 metros. Nadie sospechaba que desde atrás llegaba Khazri, quien metió una volea fortísima para fusilar a Damas. 2-0, y no llegábamos ni siquiera al minuto 30.

Para colmo, llegaban noticias desde Monterrey, pésimas por cierto. Lineker había salido inspirado y en 34’ minutos había cascado tres goles. Es decir, Portugal estaba siendo eliminado. De inmediato los portugueses se lanzaron al ataque para conseguir un gol que los metiera de vuelta al partido, pero los Leones del Atlas repelieron cada ataque. Contuvieron la desesperación hasta el minuto 60’.

Los marroquíes tocaron sabroso la pelota, juntando hasta nueve pases seguidos. La paciencia rindió y hasta que se abrió el espacio llegó el centro al área para que Krimau venciera a Damas. 3-0. Era la herida de muerte. Diamantino solamente estuvo ahí para marcar el gol de la consolación al 81’. Ya para qué. Estaban fuera, y todo por orgullo. Para más información de la versión marroquí, aquí la puedes leer.

El final

Los portugueses todavía se quedaron cuatro días más en Saltillo. Ahí los alcanzó Silva Resende, pero no porque él quisiera. La FIFA le había quitado el coche que les había dado y no había de otra más que regresarse en el camión y por fin dar la cara. Como era de esperarse, prácticamente todo el equipo lo recibió a insultos y mentadas de madre.

El regreso fue por demás penoso para todos los portugueses. La prensa, los aficionados, los políticos, las esposas… todo mundo estaba furioso con lo que pasaba. José Torres hizo lo que pudo, pero no fue suficiente, y mejor se hizo a un lado. Silva Resende mencionó que siete jugadores estaban vetados de por vida de la selección: Diamantino, Jaime Pacheco, João Pinto, Fernando Gomes, Paulo Futre y Carlos Manuel. Borrón y cuenta nueva para lavar la vergüenza (¡qué cinismo de Resende!).

De todos modos, cuando Portugal pasaba las de Caín en las eliminatorias a la Euro de 1988 (en serio, empataron con Malta 2-2 en casa), les abrieron las puertas para que poco a poco regresaran. Demasiado tarde. Manchados y todo, el caso Saltillo sumió en una crisis al futbol portugués.

Cambios

Ahora bien, el Caso Saltillo fue un mal necesario para que el futbol portugués emprendiera cambios positivos. Dentro de lo malo, hubo cosas buenas. Antes de todo este aquelarre, había una desunión: en el camión iban adelante los del Porto, atrás los del Benfica, y en medio los colados. En el comedor no comían juntos. Con la huelga, todos ellos dejaron los colores de un lado y actuaron como un equipo.

Poco a poco las cosas comenzaron a mejorar. Portugal comenzó a trabajar en selecciones menores y de pronto la sub-19 logró un bicampeonato consecutivo (Arabia Saudita 1989 y Portugal 1991), más un tercer lugar en Qatar 1995. Clasificaron a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y ahí llegaron a semifinales al eliminar a Francia en tiempos extra.

Como si fuera un gradiente, la selección mayor se nutrió de esa salvia purgada de Saltillo. Regresaron a la Eurocopa de 1996 y desde entonces no faltan. Los jugadores que surgían ya se incrustaban en los mejores equipos, como Luis Figo (Barcelona), Paulo Sousa (Juventus), Fernando Couto (Parma), Rui Costa (Fiorentina), Costinha (Monaco). En 2001 dieron el golpe que necesitaban en eliminatorias (vencer a Países Bajos) para regresar a una Copa del Mundo… desde entonces tampoco faltan.

Vítor Baia (Barcelona)

Como si fuera el destino, 30 años después del escándalo Saltillo una Portugal con mucho más talento (contando a Cristiano Ronaldo en el debate para el mejor jugador de la historia) empezó débil, con tres empates en tres juegos, y paso a paso lograron escabullirse para disputar la final de la Eurocopa de Francia. Ahí se cobraron esa revancha contra los locales para alzar su primer y único torneo mayor.

¿Qué sigue para Portugal?

Estaba diciendo que este mundial de Qatar también fue el fin de una época para el futbol portugués. En este caso, es porque Cristiano Ronaldo disputó presuntamente su último mundial. Te guste o no, con él los portugueses comenzaron a soñar con alturas inusitadas y se acostumbraron a competir en cada torneo al que llegaban. 

El pecado del astro de Funchal es que llegó muy joven para una generación con gran talento (Alemania 2006) y estaba demasiado viejo para otra generación con igual o más talento (Qatar 2022). Y esto me lleva a decir que hay mucho futuro para una selección portuguesa. Las bases del futbol ahí están y siguen produciendo cracks que son leyenda por cada club que pasan.

Es verdad que el paso de Portugal por Qatar tuvo todos los elementos para pasar por la prensa del corazón que en un semanario deportivo, y aún así fue una ceremonia del té en comparación con lo que sucedió en el norte de México. El caso Saltillo puede bien ser un manual sobre cómo no organizar y preparar un mundial.

Portugal debutó en México con una victoria sobre Inglaterra, vengándose de la eliminación sufrida en el mundial de 1966. Ese es el destino de nuestra siguiente parada. No nos vamos a la Premier League, sino al ascenso. En la League One hay un equipo que no la está pasando muy bien que digamos, pero se ha vuelto equipo de culto. No es por su juego, sino por todo lo que rodea. Estamos hablando del Forest Green Rovers, el primer club completamente vegano. La historia del equipo verde la veremos en la siguiente semana.

Fuentes

Futboqueando. El ESCÁNDALO que ARRUINÓ a una generación de Portugal – El «Caso Saltillo». YouTube. 13 de agosto de 2020

Rodríguez, Jorge. Caso Saltillo: Los escándalos de Portugal en el Mundial de México 86. Guioteca. 5 de julio de 2022

Yosoyelcarlos. Escándalos y marrullas – Los puteríos de Portugal en México 86, aka «El Caso Saltillo». La Refundación. 21 de julio de 2017

Pye, Steven. Portugal v France: remembering their classic semi-final at Euro 1984. The Guardian. 22 de junio de 2021

Teclab, Youssef. Portugal 1986: Part 1: A Troubled Beginning. Breaking the Lines. 8 de agosto de 2020

Recomendación musical 2

El fado, pilar de Portugal en música, también experimentó la llegada de sangre nueva. Estaba urgido de una sucesora que mantuviera la tradición de cantantes como Amália Rodrigues, Paulo de Carvalho o Fernando Maurício. Se entiende esa falta de adeptos: este género estaba muy ligado a la dictadura salazarista, una página que querían dar vuelta a como diera lugar. Y llegó Madredeus. Un grupo que quería música portuguesa sin recaer cansinamente en el fado. Pedro Ayres Magalhães en la guitarra, Rodrigo Leão en los teclados, Gabriel en el acordeón y Francisco Ribeiro en el acordeón. Aún con tremendo talento, les faltaba algo, la voz. De improviso encontraron en un club a una jovencita de 17 años que cantaba fados por diversión con una voz etérea, potente, hechizante y meliflua. Se llamaba Teresa Salgueiro. Ahí revivieron a la música portuguesa tradicional y la exportaron por todo el mundo. Esta es una de sus primeras presentaciones, en 1987, en el Convento de Madre de Deus. La canción es Cantiga do campo.

Recapitulemos

La eliminación de los portugueses a manos de los marroquiés en Qatar 2022 recordó en buena manera a un partido similar que ocurrió en México 1986. Portugal tenía todo para hacer un caballo negro en ese mundial. Regresaba después de 20 años de ausencia, contaba con mucho talento en sus filas (incluyendo a la promesa Paulo Futre), fueron la revelación de la Eurocopa de 1984 y fueron los responsables de la primera derrota de Alemania en eliminatorias. El grupo que les tocaba invitaba a pensar en clasificar de ronda. Sin embargo, no fue así. Un falso dopaje, malas condiciones del hotel donde entrenaba, falta de partidos de preparación, problemas de dinero, tranzas, un clima de malestar y escándalos de faldas tiñeron la preparación de los portugueses. Parecía que todo mejoraba al debutar con un triunfo sobre Inglaterra, pero para colmo el portero Paulo Bento se lesionó. Con todo eso perdieron con Polonia y Marruecos para quedar eliminados. Este episodio conocido como el Caso Saltillo, fue la página más negra en la historia del futbol de Portugal, pero paradójicamente fincó las bases para un mejor futuro portugués.

Nos vemos la siguiente. Adeus!

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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