اهلين! كيفك؟ (Ahlayn! Keefak?) Así se saluda en Palestina. Espero que estés muy bien hoy. La vez pasada estuvimos hablando sobre el Bnei Sakhnin y cómo representa a la comunidad árabe en Israel a través del futbol. Como te había dicho. este texto fue la entrada hacia el continente asiático. Es verdad que Israel juega en UEFA, pero geográficamente está localizado en Asia y tiene una larga historia de rencillas con Palestina. Este es nuestro destino ahora.
Recomendación musical 1
Palestina es la puerta de entrada para la región conocida como el Levante, que abarca Jordania, Líbano y Siria. En árabe se le conoce como Sham. Recientemente en la escena musical árabe ha aparecido el género Shamstep, un juego de palabras entre esta región y el dubstep. Es por eso que combina la música electrónica con la danza típica de ahí, el dabke (دبکة). Uno de los máximos promotores es el grupo 47SOUL, con miembros de Jordania y Palestina. De gran resonancia en Londres, llevan la lucha hacia todo festival de electrónica que se deje. Esta es una canción suya: Dabke System.
Vamos al tema de esta semana.
Palestina, la lucha que nunca se calla
En lingüística hay un término llamado language hotspot, lugar donde hay demasiados idiomas concentrados. No hay en español una traducción literal de hotspot, que es literalmente «un punto caliente». Palestina podría considerarse así. Al escribir textos de Israel y Palestina corres el riesgo de no dejar contento a nadie. Puedes pelearte con judíos, con musulmanes, con zionistas, con panarabistas… He decidido asumirlo, claro que tratando de tocar el tema con la mayor neutralidad posible. Por eso ofrezco una disculpa de antemano si no logro este cometido.
Palestina para muchos es un constante grito hacia la injusticia de que le han usurpado las tierras, es también una lucha por el derecho de la autodeterminación de un pueblo que solamente busca vivir en paz, es poder mantener una vela por la paz en un territorio que se encoge con cada día y es una deseo verlos tener el reconocimiento del mundo entero. Tal vez esa es la percepción que genera toda esta cuestión.
El mundo FIFA suele ser fascinante tras los reflectores que acaparan los países que están en la élite. Palestina ha sido una agradable iniciativa para que pueda expresarse a través del balón sin que la política se lo impida. El futbol es el foro que se les da para que los palestinos puedan tener la posibilidad de competir. Y es la historia que veremos hoy.
¿Cómo empezó todo?
La vez pasada estuvimos viendo un poco de la cuestión palestina. Palestina era apenas una de las tantas provincias que componían el Imperio Otomano, hasta que en plena partición llegaron los británicos con su declaración de Balfour. El territorio sería un remanso para judíos. Así comenzaba su andar el Mandato Británico de Palestina. Era el año 1922. De pronto llegó una migración masiva desde Europa del Este, acentuada aún más durante la II Guerra Mundial. Claramente los árabes no se iban a quedar con los brazos cruzados y opusieron resistencia, llegando al punto de la rebelión de 1937. Todo estuvo aderezado con actos terroristas, tanto de judíos como árabes. El Reino Unido intentó hasta lo imposible para que las cosas se calmaran, pero en 1947 vio que todo se le escapaba de las manos y dejó el mandato a la suerte de la recién creada Organización de las Naciones Unidas.
Después de considerar muchas soluciones, la ONU llegó a un plan de partición: un territorio sería árabe y el otro sería judío, mientras que Jerusalén estaría también dividida a la mitad; al este estaría la porción árabe y la otra sería judía. La parte judía proclamó su independencia y se llamó Israel. Mientras tanto los árabes tenían a su disposición Cisjordania, de control jordano, más la Franja de Gaza, bajo administración de Egipto. Claro que esto pareció injusto a los árabes y se fueron a la guerra al año siguiente, lo cual provocó que empezaran a perder terreno. Desde ahí hubo un éxodo de árabes hacia la ya mencionada Jordania, pero también a Siria y Líbano.
Esto no iba a ser para siempre. En el punto culmen del panarabismo, una alianza entre países musulmanes se dispuso darles el territorio a los árabes de una vez por todas, y en 1967 hubo guerra de nuevo contra Israel. Para su desgracia, el plan fracasó rotundamente. En solamente seis días, Israel logró cuadruplicar su territorio y arrebató la porción árabe, incluyendo la península del Sinaí y Jerusalén del Este. Y otra vez llegó el éxodo.
No todo fue malo, porque la comunidad internacional comenzó a cuestionarse la existencia de Israel. Y el Consejo de Seguridad pidió a Israel que se retirara de los territorios ocupados y que les diera un trato digno a los cientos de refugiados. Como hubo una guerra más en 1973, la del Yom Kippur, vieron que esto no podía seguir así, y la ONU llamó a negociaciones entre árabes y judíos. La Asamblea General reafirmó el derecho a la autodeterminación, la independencia, la soberanía y a regresar a casa. En 1975 reconoció a la Organización de la Liberación de Palestina el estatus de observador de las Asambleas Generales y Conferencias de la ONU.
Entre intifadas y acercamientos de paz
Todo escaló hasta Líbano en 1982. Israel invadió a su vecino alegando una célula de la OLP enquistada. De paso hubo una masacre en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, a pesar de todas las promesas de que se respetarían sus derechos humanos. La comunidad internacional protestó también, incluyendo el cambio de estatus de Jerusalén. En 1987 hubo un asesinato de cuatro palestinos en la Franja de Gaza que desató la ira por todo Israel y los métodos de represión del ejército fueron por demás cruentos. Así comenzaba la intifada (الانتفاضة).
En 1988, el líder de la Organización de Liberación Palestina, Yasser Arafat (ياسر عرفات), proclamó la independencia del Estado de Palestina en una reunión en Argel, mientras que sorpresivamente reconoció a Israel, como si hubiera derecho a la coexistencia. De ahí siguieron acercamientos tibios, como la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, hasta que en 1993 se celebraron los Acuerdos de Oslo, donde la intifada paraba el fuego, a cambio de que las tropas israelíes se retiraran y que reconocieran a Palestina como órgano soberano sobre Cisjordania, Gaza y Jerusalén del Este. Estos esfuerzos valieron el Premio Nobel de la Paz… pero no dejó satisfecho ni a los políticos judíos más recalcitrantes, ni a la recién formada Hamás.
Cuando todo parecía encaminar hacia el reconocimiento mutuo, Ariel Sharon (אריאל שרון), líder del partido de derecha Likud, visitó la Plaza de las Mezquitas en Jerusalén (tercer punto más sagrado del islam, más información aquí), lo cual fue visto como una provocación. Ahora estábamos en la segunda intifada. En esta vez presenciamos ataques suicidas, emboscadas y asesinatos. Fue menos explosiva que la primera, pero con consecuencias funestas. Se construyó el muro de seguridad entre Israel y Palestina, perdieron 10% del territorio y encima erosionó la simpatía de la opinión internacional, ya que quedaron ante los ojos del mundo como unos provocadores.
¿Y la tercera? Se conjuntaron la frustración por la ocupación israelí, la crisis económica, la corrupción dentro del gobierno palestino. En 2015 se coordinaron palestinos para apuñalar ciudadanos judíos durante tres años. A esto le agregamos que Donald Trump se aventuró la puntada de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. De todos modos, no tuvo el resultado esperado. Ahora eran simples manipulaciones de grupos terroristas y estaban comenzando a perder el apoyo dentro de la misma Liga Árabe.
¿Por qué hay apoyo a Palestina?
El conflicto de Palestina no deja indiferente a nadie. Buena parte de los medios de comunicación se enfocan en darle voz a los palestinos. A veces es imposible no sentir empatía ante el dolor que muestra este pueblo ante la intransigencia percibida del ejército israelí. Claro, la propaganda propalestina es bastante exitosa, cuando minimiza las acciones que emprende Hamas y Fatah, pero exacerba las represalias que tiene Israel.
Hasta 2022, 138 países de 195 reconocen la soberanía del Estado de Palestina. Este apoyo se puede localizar generalmente en Latinoamérica, África, Europa del Este y Asia. El resto aguarda al resultado de las conversaciones de paz entre Israel y la OLP, pero abogan por la existencia de dos estados políticos mientras tanto.
El apoyo tiene su origen en similitudes de raza y de religión, pero también tiene tintes políticos. Aquí es donde entra el marxismo, la anarquía y la izquierda. Mientras Estados Unidos brindaba su apoyo a Israel en los años 40 y 50, la Unión Soviética hacía lo propio con los palestinos. Y como esta corriente apoya la lucha del oprimido contra el opresor, era muy sencillo mostrar simpatía hacia Palestina.
Claramente el deporte no escapa a este conflicto.
Apoyo a Palestina en futbol
Para bien o para mal, separar la política del futbol es como querer separar al estaño del cobre en una aleación llamada bronce. Es imposible. Con frecuencia hemos visto cómo diversas ideologías han recibido la oportunidad de ser escuchadas gracias al poder del deporte.
En el caso de Palestina, ha recibido apoyo de equipos que están en una situación parecida. Por ejemplo, el Celtic desde siempre basa su identidad en el apoyo al catolicismo y al republicanismo; no hay que olvidar que fue fundado gracias a pobladores de la minoría irlandesa. A veces en las gradas de Celtic Park ondean banderas en apoyo a Palestina, como en un partido de fase previa de Champions League de la temporada 2016-17 contra el campeón israelí Hapoel Be’er Sheva (הפועל באר שבע).
En otros casos, la conexión queda manifiesta de manera diáfana, como en el club Palestino, incluso con el aporte de jugadores de origen chileno a la selección palestina (ya hablé de eso en su momento). Otras selecciones son sus aliadas, como Argelia. Este país africano ha liderado la causa panárabe desde su misma independencia y lo mostró en la pasada Copa Árabe. Tras su victoria en cuartos de final ante Marruecos en penales, los jugadores argelinos sacaron banderas del Sahara Occidental (lo cual ya vimos) y de Palestina.
A nivel individual es mucho más sencillo ver apoyos abiertos. Por lo general los jugadores musulmanes son los que llevan la voz cantante. El ejemplo más reciente fue en la final de la FA Cup 2021 que ganó el Leicester City. Los jugadores foxes Hamza Choudhury y Wesley Fofana ondearon la bandera palestina. En sus redes sociales, se han sumado estrellas como el francés Paul Pogba, el argelino Riyad Mahrez (رياض محرز), el senegalés Sadio Mané, el egipcio Mohamed El-Neny (محمد النني), el turco Mesut Özil (éste último ha despertado conciencia sobre las condiciones de los uygures en China, más información aquí). y sin lugar a dudas Mohamed Salah (محمد صلاح) como futbolista musulmán más mediático. Mención aparte merece también Eric Cantona, quien habla sin pelos en la lengua sobre cuestiones bastante sensibles, como el trato inhumano hacia trabajadores migrantes que construyeron los estadios para el mundial de Qatar.
En cuanto a Latinoamérica, es de todos conocido que Diego Armando Maradona ha dado muestras de apoyo hacia la causa palestina y su cercanía con el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas (محمود عباس), fue siempre estrecha. Él causó que se cancelara un partido amistoso entre la selección argentina e Israel previo al mundial de Rusia 2018. Y es que aceptar partidos contra y/o en Israel es una cuestión de vida o muerte para las relaciones públicas de los clubes más conocidos en el mundo, como sucedió con el Barcelona.
Ante todo esto, ¿cómo es el futbol propiamente en Palestina?
El largo camino hacia el primer partido oficial en Palestina
Como en la historia, Palestina tomó un largo camino hacia el reconocimiento mundial. Hay que remontarnos hasta las eliminatorias del mundial 1934, cuando un equipo llamado Palestina enfrentó a Turquía y a Egipto (más información aquí). En realidad, no era un equipo árabe, sino judío. ¿Y los árabes? Tenían que conformarse con partidos amistosos, como el que hizo la Federación Deportiva Árabe Palestina en un amistoso ante la Universidad Americana de Beirut en 1931. Desgraciadamente, la revuelta de 1936 supuso un alto en sus actividades.
Para el siguiente partido, hay que irnos hacia 1953, cuando Palestina logró jugar un amistoso ante una selección. Esto fue como parte de los Juegos Panárabes Alejandría 1952. La encargada del bautizo fue Egipto y fue goleada con un 8-1. Por la falta de reconocimiento internacional, debía conformarse con jugar los Juegos Panárabes y la Copa Árabe, en ambos casos en cuatro ediciones. Huelga decir que sus aspiraciones eran sacar un triunfo esporádico; ya con participar en dichas competencias era suficiente.
1995 fue un año fundamental en el futbol palestino. La FIFA le otorgó a Palestina el estatus de miembro provisional, mientras que fue aceptada plenamente en 1998 tras el reconocimiento de Palestina como estado. Por obvias razones, fue a parar a la AFC; no solamente era lo que le correspondía geográficamente, Israel continúa compitiendo en Europa desde 1992 hasta nuestros días.
Desde un contingente de voluntarios de la ONU llegó su primer DT. Se trataba del argentino Ricardo Carugati, forjado en Argentinos Juniors y All Boys, entre otros. Llegó a establecer un desarrollo a través del deporte. Fue así como su primera aventura fue las eliminatorias a la Copa Árabe. Su debut no salió tan bien como hubiera soñado, con una derrota 3-1 ante Líbano, que iba en camino a ser sede de la Copa Asiática 2000 tras años convulsos (pronto hablaré de eso). Su primera victoria fue ante la selección olímpica de Qatar en los Juegos Panárabes Ammán 1999. Ahí logró colgarse el bronce, su mejor resultado hasta la fecha en dicha competencia. Por desgracia, Carugati no logró ver los frutos de su obra; cayó fulminado en 2001 víctima de un ataque al corazón.
A la diferencia de nivel con respecto a equipos más establecidos, se le suma otro obstáculo: que las autoridades de Israel le nieguen el permiso de salir. Eso les costó a jugadores perderse encuentros o incluso a equipos de no poder disputar el partido de vuelta. Por eso los esfuerzos para sacar agua del pozo no pasaron desapercibidos y la BBC les hizo un documental llamado Goal Dreams, donde hablan de las peripecias para lograr disputar las eliminatorias para Alemania 2006. Llegaron a cuartos de final en su primera Challenge Cup (donde lograron ganar 11-0 a Guam, su victoria más holgada hasta la fecha) y estos resultados los catapultaron al puesto 115 del ránking FIFA.
Tanta pasión por el futbol atrajo al notable programa Goal de la FIFA, destinado al desarrollo del deporte en países en vías de desarrollo. Así fue como se construyó el estadio Faisal al-Husseini (ملعب فيصل الحسيني الدولي), en al-Ram, a las afueras de Jerusalén. Con capacidad para 12.500 espectadores, su inauguración fue en un amistoso ante Jordania. Ahí se cumplieron 10 años de estar en la familia FIFA. Claramente no podía faltar ni Joseph Blatter, presidente de la FIFA, ni Salam Fayyad (سلام فياض), Primer Ministro de Palestina.
Tras las dificultades burocráticas, llegaron los primeros partidos oficiales. El primero fue en las eliminatorias para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Palestina logró sacar un meritorio empate a Tailandia, y solamente los penales los privaron de seguir adelante. Meses más tarde llegó ahora sí un duelo FIFA como Alá mandaba. Era la primera ronda del clasificatorio al mundial de Brasil y tenían que jugar la vuelta contra Afganistán. El empate que obtuvieron fue suficiente para seguir adelante y marcar un hito mundial. Contra todo pronóstico habían conseguido representar a su país en casa.
Liga partida en dos
Como te has dado cuenta, el estado de Palestina está conformado por Cisjordania (الضفة الغربية | aḍ-Ḍiffah al-Ġarbiyyah) y la Franja de Gaza (قطاع غزة| Qiṭāʿu Ġazzah). Apenas 50 kilómetros los separan. Aparentemente es una distancia muy corta, pero en realidad es donde comienza la penuria. Para ir de un lado a otro hay que pasar por Israel, pero en medio están los controles fronterizos más estrictos del mundo. Las autoridades israelíes no quieren que haya alguna sorpresa y por ello los cateos son interminables. A veces esto se carga carreras prometedoras, como la de Mahmoud Sarsak (محمود السرسك), seleccionado de Palestina. Acusado de pertenecer a una célula terrorista de Hamas, fue detenido y mantenido en cautiverio por tres años. Llegó a ser el jugador más joven en debutar en la liga palestina.
Esta situación provoca que no haya un solo campeonato, sino dos. El primero es la Primera División de la Franja de Gaza (الدوري الممتاز الفلسطيني لقطاع غزة). Al estar dominada por Hamás, este pequeño territorio de 365 km² ha sido objeto a boicot de Israel y Estados Unidos, y las penurias económicas y sociales hacen que la información sea escasa para conocer al menos la historia de los campeones. Aquí los rivales a vencer son Khadamat Rafah (خدمات رفح) y Shabab Rafah (شباب رفح).
Por otra parte tenemos la Liga Premier de Cisjordania (الدوري الفلسطيني الممتاز للضفة الغربية). Con todos sus bemoles, es el campeonato en mejor estado y con mayor antigüedad. Para darle mayor realce, en 2011 se les permitió a los 12 equipos fichar a jugadores árabes de Israel que hayan estado en segunda o tercera. En este caso hay un ambiente más profesional y mayor posibilidad de darle estabilidad a cada proyecto. No por nada esta liga es la elegida para representar al futbol palestino en la Copa AFC, en la cual participan desde el 2015. Lo máximo que han llegado los clubes palestinos es a quedarse a dos puntos de avanzar de fase de grupos. Aquí los equipos más laureados son Shabab al-Khalil (شباب الخليل) y Hilal al-Quds (هلال القدس).
Hay ocasiones en que la Copa de Palestina se juega entre los ganadores de ambas ligas, pero los trámites suelen complicar que haya una eliminatoria a visita recíproca. De todos modos, esta división nos guste o no causa una desunión en la selección palestina. Crecen con diversos contextos, organizaciones, idiosincrasia y características.
Logros recientes de la selección de Palestina
Como quiera, la nutrición palestina de sus hijos en la diáspora ha probado ser de gran utilidad en el presente del futbol palestino. Los resultados comenzaban a llegar no tanto en las eliminatorias al mundial, sino en la Challenge Cup, una competencia hecha entre las selecciones más débiles de toda Asia. La edición del 2014 fue la mejor de todas sus participaciones. Ganaron todos los cinco partidos, excepto un empate ante Maldivas, el equipo local. No encajaron ningún gol. Triunfaron sobre Kirguistán, Myanmar, Afganistán (quien a su vez tenía su crecimiento con un reality show, más info aquí) y en la final vencieron a Filipinas. Fueron los últimos campeones; se descontinuó ese torneo.
La maravilla de esta Challenge Cup es que el campeón clasificaba directamente a la Copa Asiática Australia 2015. Para su mala fortuna, este debut en la élite asiática dejó mucho que desear por el hecho de una falta de recambio generacional. Se llevaron tres derrotas estrepitosas ante Japón, Jordania e Irak. Estos tres equipos se devoraron a los palestinos a base no solamente de un mejor trato de balón, sino al estado físico y la juventud.
El siguiente proceso a Rusia 2018 tuvo la particularidad de que también fue valedera como eliminatoria a la Copa Asiática Emiratos Árabes Unidos 2019. En un grupo con Arabia Saudita, Timor Oriental, Malasia y los amiríes, los palestinos lograron empatar en casa ante sus hermanos de la península arábiga. De pronto estaban en posibilidades reales de meterse entre los 12 equipos que seguían con vida, lo que significaba clasificar al torneo asiático. Una derrota 2-0 en Abu Dabi les dijo que no. No había problema; aún quedaba otra oportunidad para clasificar por segunda ocasión. En un segundo pelotón con Omán, Maldivas y Bután lograron dominar. En el interín se llevaron una increíble racha de 12 partidos invictos, y escalaron hasta el lugar 73 del ránking FIFA. Resultados bastante sorprendentes ante tal adversidad.
Palestina en estos momentos está sujetada con pinzas. El acercamiento de Israel hacia países árabes por medio de los acuerdos de Abraham había menguado su capital diplomático. Con menos amigos que le den ayuda, ahora depende del dinero que fluya desde Irán, régimen más que interesado en una campaña colonialista hacia el Levante. Tras bambalinas, Qatar también mece la cuna, aunque con una discreción maquiavélica. Con una economía en aprietos y Hamás volviendo a salir respondón en Gaza, parecían un golpe de muerte. Sin embargo, el reciente asesinato de un periodista palestino-estadounidense de al-Jazeera (الجزيرة) Shireen Abu Akleh (شيرين أبو عاقلة) ha vuelto a poner a la cuestión palestina de vuelta a los reflectores de la agenda en Medio Oriente. En Occidente la cuestión palestina ha ganado simpatías, en especial a raíz de las protestas por el movimiento Black Lives Matter.
Mientras tanto, Palestina busca consolidarse como un proyecto atractivo para el desarrollo de futbol. Con el aumento de equipos participantes de la Copa Asiática a 24, han subido las posibilidades de que Palestina pueda seguir dando lata. Ya logró obtener dos puntos hace dos años. El mes pasado acaba de certificar su tercera participación consecutiva. Esto puede representar un solaz después del fiasco de la Copa Árabe pasada (penúltimo lugar). La sangre palestina en el extranjero mantiene con vida a esta selección. Con pocas posibilidad de jugar en casa, cada gol, cada victoria y cada barrida da aliento a un país que se levanta con todo y contra todo. Ya lo dice el genial poeta palestino Mahmoud Darwish (محمود درويش):
استعارة فلسطين أقوى من فلسطين الواقع
La metáfora para Palestina es más fuerte que la Palestina de la realidad.
Fuentes
ONU. History of the Question of Palestine. Fecha desconocida
Montes, Ana. ¿Qué es una intifada en Palestina y Oriente Próximo? El Orden Mundial. 7 de enero de 2022
Mansoor, Sanya. How Online Activism and the Racial Reckoning in the U.S. Have Helped Drive a Groundswell of Support for Palestinians. Time. 21 de mayo de 2021
al-Jazeera. Top footballers unite in solidarity with Palestinians. 17 de mayo de 2021
Abbiati, Federico. Franja de la felicidad. Lástima a nadie, maestro. 1° de marzo de 2021
Vázquez Laguna, Manuel. Palestina y el futbol como resistencia. Apuntes de Rabona. 24 de septiembre de 2018
https://thesefootballtimes.co/2015/01/05/palestine-a-football-journey-of-hope-and-pain/
Lea, Greg. Palestine: a Journey of Hope and Pain. These Football Times. 5 de enero de 2015
AL-Monitor. Israel-Palestinian conflict back at center of the Middle East agenda. 13 de mayo de 2022
Por fin llegamos a la AFC, y podemos continuar con el futbol asiático. Hacia el Mar Muerto al este podemos encontrarnos con Jordania. Recientemente beneficiada gracias a una generación dorada que se metió a un repechaje intercontinental para Brasil, tiene un derbi bastante curioso. Un equipo representa a los jordanos que han vivido desde siempre, otro es de los árabes que huyeron de Israel y encontraron cobijo en esta tierra. El derby de Jordania entre al-Faisaly y al-Wehdat es lo que veremos la siguiente semana.
Recomendación musical 2
La gente suele irse de espaldas cuando aprende que Israel ha querido una salida pacífica al conflicto con Palestina. Hay incluso una canción que rompió la radio a finales de los años 90. Mosh ben Ari (מוש בן ארי) es un cantante israelí de origen mizrahi, los llamados judíos que han vivido en el Levante desde siempre. Con su banda Sheva (שבע), musulmanes y judíos se preocupaban por hacer música y ya. Aquí va esta canción que despierta esperanza de ver paz entre ambos pueblos, Od yavo shalom aleinu (עוד יבוא שלום עלינו | Venga la paz a nosotros), también conocida como Salaam (سلام). Como anécdota, me tocó cantarla una vez a la guitarra con una chica austriaca en un concurso en China. Lo terminó grabando un chico de Israel. Una música unió tres continentes. He escogido esto para concluir como una manera de usar estos textos para hablar del mundo sin dejar de lado que somos hermanos.
Recapitulemos
El conflicto de Palestina es bastante complejo de abordar. Todo surgió con la declaración de Balfour que convertía esta zona en un remanso para judíos. La situación escaló tanto que la ONU tuvo que idear un plan de partición: un estado para judíos (Israel) y otro para árabes (Palestina). Estos últimos no quedaron conformes, pero con las guerras empezaron a perder terreno y población. En los años 80 se desató la primera intifada que acabó con los acuerdos de Oslo. A partir de ahí ha habido dos intifadas más. 135 países reconocen la existencia de Palestina, mientras que el resto apoya que haya dos estados. En el futbol hay equipos que siempre muestran su hermandad (Celtic, Palestino, Argelia), mientras que hay futbolistas que se solidarizan con ellos (Pogba, Fofana, Mahrez, Özil, Cantona y Maradona). La selección de Palestina fue admitida en la FIFA en 1998 y 10 años después pudo por fin disputar un partido en su suelo. La situación geográfica causa que tenga dos ligas: la liga de Cisjordania y la de Gaza. Por otro lado, la inclusión de la diáspora les ha dado grandes resultados: la Challenge Cup de 2014, tres clasificaciones seguidas a Copa Asiática, una racha de 12 partidos invicto y la posición más alta en el ranking FIFA (73).
Nos vemos la siguiente. بشوفك (B’shoufak!)